Historia, pregunta formulada por joseramon32, hace 1 mes

concepto de rusia y Francia en la revolución

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Contestado por SamSyler
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Explicación:

un escritor su manuscrito. No obstante, el ingreso de las ideas, de la ciencia,

de la técnica y de la erudición universitaria provenientes de Europa no se

interrumpió a pesar de estos obstáculos impuestos a viva fuerza ; este proceso

se vio favorecido por la propia actitud del Estado ruso, el cual más que nunca

pretendía convertirse en el Aufklarer y en el Kulturtrager de Rusia.

En efecto, el Estado ruso no pensaba que tuviera que recibir lecciones

de Francia en lo relativo a incorporar al país en el mundo moderno. El mo-

delo petroviano aún estaba en plena vigencia, y si Napoleón podía despertar

algún interés era en su calidad de déspota ilustrado, proveedor de innovacio-

nes administrativas adaptables al medio ruso según los métodos petersburgue-

ses ya probados. Desde la perspectiva rusa, Luis XVI se encaminó hacia su

perdición al echar pie atrás ante la necesidad de implantar reformas que la

burocracia rusa ya había estado aplicando osadamente por espacio de un

siglo. En consecuencia, Nicolás I continúa aprovechando el impulso del "Es-

tado bien gobernado", pero con menos regularidad y suavidad, en el fondo,

que Pedro; de este modo se propone él inutilizar la revolución, desarticulán-

dola de antemano.

Por esa razón crea una red de enseñanza secundaria y superior que hasta

entonces sólo existía en el papel. El liceo napoleónico y la universidad ale-

mana son imitados con esmero y le proporcionan a los niños y al clero, respectivamente, una nobleza y una educación al estilo europeo de excelente

nivel. Con Pushkin surge una literatura nutrida, en gran parte, por Voltaire,

Rousseau, Walter Scott y Lord Byron. El objetivo es dotar a la administra-

ción de funcionarios competentes, y al país de una civilización a la altura de

su poderío.

Sin embargo, el principal recurso para conjurar el espíritu revolucio-

nario consiste en estabilizar el ejercicio del gobierno y de la vida social, ci-

mentándolo en el derecho. Una vez más, en este aspecto Nicolás se sitúa

en la línea de la gran Catalina, quien también deseaba tranquilizar a su pue-

blo y protegerlo contra la arbitrariedad y el capricho. El solo hecho de que

se eleve en algún grado el nivel cultural de la administración, y de que la red

administrativa adquiera consistencia, contribuye a suavizar las costumbres.

La medida esencial fue la organización de la justicia, a la cual estaba ligado

el nombre de Speranski. Se abandonó la idea de crear un código, pero la

clasificación sistemática de las leyes en el Svod, compuesto de quince volú-

menes, permitió introducir conceptos jurídicos adaptados del modelo pru-

siano y del francés. En lo sucesivo, la administración y las cortes de justicia

dispondrían de un marco estable y sólido que respondía a una idea general

de legalidad, de permanencia y de derecho. Las confiscaciones, tan fre-

cuentes en el siglo XVIII, se tornaron excepcionales. La noción de contrato

se precisó, de modo que la economía moderna llegó a ser jurídicamente

factible.

Nicolás puede pensar que controla el fenómeno revolucionario por

todos los extremos. No es conservador, ya que impulsa vigorosamente el

sistema petroviano, que ha sido y sigue siendo, en el contexto ruso, un

modelo revolucionario, o, en todo caso, modernizador. Tampoco es tiránico,

como lo eran Pedro el Grande y Napoleón, pues le otorga a las clases sociales

no sometidas mayor seguridad y más garantías de las que jamás han gozado.

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