Con que tipo de pruebas podemos evaluar nuestra atención?
Respuestas a la pregunta
Explicación:
El constructo de vigilancia o atención sostenida, con el que la atención selectiva está relacionada, se refiere a la capacidad de mantener una actividad atencional durante un período de tiempo. El test d2 es una medida concisa de la atención selectiva y la concentración mental.
Respuesta:
En este capítulo vamos a hacer un recorrido por las diferentes pruebas (cuestionarios,
tests, tareas, paradigmas experimentales…) utilizadas para medir la atención. Dado que
el concepto de atención es complejo como vimos en el capítulo anterior y ha
evolucionado a través de la historia de la psicología, es fácil comprender que muchas de
las pruebas marcadoras de atención no miden lo mismo. También sabemos ya que la
atención no es unitaria, que la constituyen componentes diversos (atención selectiva,
nivel de activación, funciones ejecutivas múltiples e independientes…), de manera que
unas pruebas miden unos componentes, otras miden otros componentes, algunas los
miden todos o varios en mezclas heterogéneas. Además muchas de estas pruebas tienen
su origen en un concepto intuitivo o de sentido común de atención, con o sin validez de
constructo; otras están motivadas por la teoría cognitiva o por la práctica clínica,
algunas surgen de la Psicología Diferencial (Psicometría), y valoran la validez
convergente o divergente con otras pruebas atencionales o el análisis factorial. Mientras
que otras proceden de la Psicología General (Psicología Experimental) y se asocian a
paradigmas experimentales y a modelos teóricos. Existen pruebas de papel y lápiz y
baterías computerizadas con el Tiempo de Reacción (RT) como variable dependiente,
unas miden las respuestas del participante en la escala de los segundos o minutos y otras
en la de los milisegundos. Unas son adecuadas para medir las diferencias individuales,
localizando la puntuación del participante respecto a una población de referencia, en
percentiles o puntuaciones tipificadas (puntuaciones T), mientras que otras son más
adecuadas para medir las diferencias entre grupos (grupos homogéneos de pacientes
frente a un grupo control igualado en una serie de variables relevantes -edad, sexo, nivel
educativo…- mediante Análisis de la Varianza (ANOVA). Debemos subrayar por
último que no sabemos muy bien la relación entre la ejecución en las tareas de TR
computerizadas y los tests neuropsicológicos de papel y lápiz tradicionales o clínicos,
de manera que la clasificación de daños cognitivos basada en ambos tipos de batería
puede dar lugar a un acuerdo bajo, al menos así ha sido en otros trastornos (González et
al., 2003). En nuestro estudio, intentaremos correlacionar el rendimiento de los
pacientes de EM en ambos tipos de pruebas
Desde el punto de vista anatómico nos encontramos también con un panorama
complejo, pues estas diversas funciones de la atención pueden implicar la actividad de
distintas regiones cerebrales. Como vimos, las técnicas de neuroimagen nos confirman
que cuando atendemos se activan distintas partes del cerebro. Se trataría de un sistema
funcional o de redes anatómicas de atención, en el que estructuras diferentes parecen
desempeñar un papel esencial según la dimensión atencional implicada en la situación
(atención selectiva, dividida o sostenida). Las diferentes teorías ponen el énfasis en unas
estructuras u otras, e interpretan las activaciones de áreas cerebrales particulares de
modo diferente (por ejemplo, para la teoría de Posner, la activación del parietal
posterior se asocia a la operación de desenganche del foco de linterna o atención
sensorial supramodal, mientras que para Rizzolatti esta activación reflejaría la
programación de una primitiva motora específica, de un movimiento ocular. Para
Posner el papel del tálamo se asocia al cambio atencional del foco de linterna, mientras
que para LaBerge desempeña una función más central y para otros autores sólo es una
fuente de alerta).
Para poder abordar toda esta complejidad e introducir un orden, quizás la teoría más
aceptada y difundida, que permite orquestar la multiplicidad de tareas