Ciencias Sociales, pregunta formulada por yeyorellana, hace 8 meses

con que profundidad se debe enseñar la politica​

Respuestas a la pregunta

Contestado por guerrero981
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Respuesta:

El presente artículo revisa algunas de las experiencias de educación para la democracia desarrolladas tanto en el ámbito nacional como internacional. Luego de agruparlas, según su objetivo y énfasis, en educación para los derechos humanos y la paz mundial, reformulación de programas de formación docente, acciones orientadas a construir material instruccional, prácticas que enfatizan la formación de valores democráticos, experiencias de educación multiculturalista y desarrollo de habilidades específicas en los estudiantes, se reflexiona acerca del rol que asumen los estudiantes en cada una de ellas como un elemento central para el diseño e implementación de este tipo de iniciativas.

Explicación:

Aun cuando en esta última década del siglo la democracia se ha perfilado como el sistema político en que se desarrolla la vida de los países latinoamericanos, el sistema democrático no ha sido capaz de dar respuesta a todas las necesidades sociales de sus naciones. Esta situación se produce, en parte, por la incapacidad de los gobiernos de la región para dar solución a las graves desigualdades sociales que han caracterizado al continente, pero también por la inexistencia de una institucionalidad realmente democrática. Los sistemas democráticos coexisten con una tradición política arraigada en el autoritarismo y la inexistencia de normas de tolerancia política o participación democrática (Basombrío 1991, Chaffee, Morduchowiscz & Galperin 1997).

Para que los miembros de una sociedad convivan en forma democrática no sólo deben nacer en una sociedad que elija sus representantes por medio del voto universal (Berman 1997, Murphy 1998). El solo hecho de que los países latinoamericanos posean hoy en día sistemas democráticos de gobierno no constituye una garantía para que las personas que forman parte de su sociedad desarrollen una convivencia verdaderamente democrática. Según White (1999) no se nace demócrata, el demócrata se forma, las personas deben ser educadas para desenvolverse en una democracia. “Así como no se aprenden la biología, las matemáticas, a leer o escribir por el solo hecho de estar en el mundo, tampoco se aprende a vivir en democracia y respetar los derechos humanos por el solo hecho de vivir en una sociedad democrática y en una cultura respetuosa de los derechos humanos. Nadie puede negar que esta es una condición necesaria, pero todos sabemos también que no es una condición suficiente. Se requiere intencionar deliberadamente este aprendizaje”. (Magendzo 1994: 142).

Si reconocemos que para vivir en democracia debe desarrollarse un aprendizaje, entonces el sistema educativo asume una gran responsabilidad. Como mecanismo de socialización secundaria del ser humano, la escuela entrega no sólo conocimientos, sino que desarrolla habilidades y valores en sus estudiantes que les permitirán formar parte de la sociedad a que pertenecen.

En el contexto político-social chileno, antes que la democracia fuera recuperada Donoso y Vallvé (1989) describían las características que habían adquirido la escuela y el sistema educativo luego de diecisiete años de régimen militar: se había adecuado casi completamente al sistema de economía neoliberal impuesto en Chile, legitimando una concepción privatizadora y mercantilista del desarrollo educativo, intentando imponer una ideología nacionalista y basada en la Doctrina de Seguridad Nacional, reforzando las prácticas escolares autoritarias, enfatizando el desarrollo individualista del ser humano y deteriorando las condiciones de los docentes. De esta manera sugerían que el sistema educacional asumía un gran desafío para cumplir con la responsabilidad de formar personas que puedan integrarse responsablemente a un sistema democrático. Esta realidad no es ajena para otros países. Argentina enfrentaba este mismo problema luego de siete años en que el gobierno militar promovió un modelo pedagógico disciplinario, autoritario y no participativo, que aisló a los estudiantes de los sucesos políticos y de una perspectiva crítica (Chaffee, Morduchowiscz & Galperin 1997).

Hoy en día en nuestro país, aun cuando se ha reconocido la necesidad de educar a los jóvenes para que se integren participativamente a nuestra sociedad, la cual aspira a ser democrática, debemos reconocer que las estrategias que se han implementado para lograr este objetivo son insuficientes. Aun cuando con el retorno a la democracia el gobierno sostiene como una prioridad en su agenda revertir la fuerte influencia que tuvo el autoritarismo militar sobre las estructuras sociales chilenas, las acciones desarrolladas en relación con el sistema educacional son insuficientes y en ocasiones contradictorias, lo que pone en cuestión la efectividad que estas tienen sobre los valores y actitudes que desarrollan los jóvenes que formarán parte de una sociedad que se autodefine como democrática.


guerrero981: me regalas coronita
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