con que inca se produce la reforma religiosa
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La religión Inca es el conjunto de creencias y ritos relacionados con un sistema mitológico que evolucionó desde la época preincaica hasta el Imperio Inca.1 La fe en el Tahuantinsuyo se manifestaba en cada aspecto de la vida, trabajo, festividades, ceremonias, etc. La población tawantinsuyana concibió la idea de un dios creador, asbtracto, eterno y omnipresente en Illa Teqse Wirakochan (en quechua, frast. Luz eterna). Aun así, eran politeístas y había divinidades locales, regionales y panregionales.2 El kamaqen definía a la fuerza vital que animaba todo cuando existía en la tierra; según la fe del Tahuantinsuyo, los seres vivos y muertos tenían kamaqen, inclusive los cerros, piedras, lagunas y demás seres sagrados lo tenían. Esto no pudo ser entendido por los colonizadores europeos quienes equipararon el kamaqen al vocablo «alma» de las creencias católicas, cuando claramente se trataban de conceptos distintos.2 En la fe católica un cuerpo muerto ya no tiene alma, en la fe del Tahuantinsuyo los muertos recibían tanto respeto como los vivos.
Según las investigaciones de María Rostworowski, en la cosmovisión andina se tenía la creencia de que los seres humanos emergieron espontáneamente, por lo tanto no existía un dios creador; este concepto vino a surgir después de la colonización europea, fueron los sacerdotes católicos quienes identificaron Viracocha como el «dios creador» pero como adaptación al catolicismo.2
Explicación:
La mitología incaica procede en gran parte de tiempos preincaicos. En estos mitos, el hombre y el mundo son ordenados simultáneamente y los dioses convierten el caos en cosmos. Los incas explicaban con sus mitos el origen de las poblaciones (grupos étnicos), plantas y animales.3 Según la creencia popular, el lugar de donde procedían se le denominaba «pakarina», estas pacarinas podían ser cerros, puquios, lagunas, volcanes, cuevas o hasta huecos de árboles antiguos. En el caso de los grupos humanos, sus pacarinas no siempre estaban cerca al lugar en donde habitaban.3 Esta percepción no fue propia de los incas, sino que era una creencia extendida a lo largo de los andes.