con que asociamos la política?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La política es la ciencia de la gobernación de un Estado o nación, y también un arte de negociación para conciliar intereses.
El término proviene del latín politicus y este término del griego politiká, una derivación de polis que designa aquello que es público, o politikós, que significa 'civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano'.
El significado de política es muy amplio y está relacionado, en general, a lo que se refiere al espacio público.
En la ciencia política, se trata de la forma de actuación de un gobierno frente a determinados temas sociales y económicos de interés público: la política de educación, la política de seguridad, la política salarial, la política de vivienda, la política de medio ambiente, etc, las cuales se generalizan en el término políticas públicas.
El sistema político es una forma de gobierno que engloba las instituciones políticas para gobernar una nación. La monarquía y la República son los sistemas políticos tradicionales.
Dentro de cada uno de estos sistemas puede haber variaciones significativas a nivel de organización. Existen varios tipos de ideologías políticas, como el totalitarismo, el conservadurismo, el socialismo, el liberalismo, el nacionalismo, el anarquismo, etc.
Explicación:
espero y te ayude
Respuesta:
El simplismo de los venezolanos en la conceptualización respecto a los diversos sistemas políticos.
Refiero un campo concreto que nunca he manejado en mi vida profesional. Se llama “Política Comparada”. No es que tenga que manejarlo personalmente; pero, me resulta necesario. Y eso, en razón de algo que he mencionado en diversas ocasiones y que representa un “peso muerto” en la intención de avanzar una Transición a la Democracia y el Mercado en Venezuela: el simplismo de los venezolanos en la conceptualización respecto a los diversos sistemas políticos.
Llamar democracia a la existencia de elecciones se acepta. Pero, no se le ocurra decir que esa “democracia” debe progresar a su consolidación por la vía del desarrollo institucional, en los términos que hemos planteado; pues, se toma como una exquisitez o una utopía.
Y créanme que deberíamos ocuparnos del asunto. Pasar –para decirlo sencillo- de hablar de democracia como mero hecho eleccionario a interesarse en, al menos, una democracia republicana. O sea, no solo ser libres y votar; sino, acogerse al “imperio de la ley”, en los términos referidos en nuestros artículos.
Esto último es distinto a lo que muchos llaman democracia y que nosotros hemos llamado “corporativismo rentista prebendario”. La denominación expresa una forma política: el corporativismo. Forma no democrática; más bien, oligárquica, o aparatista. Ese concepto o categoría lo necesitamos tan preciso como posible, para contrastarlo contra lo que proponemos.
Lo que proponemos, visto como estado final, lo hemos llamado “democracia productiva consolidada”, lo cual incluye atributos positivos en ocho esferas distintas. Esa democracia, como dicho, la asociamos al atributo republicano y la explicamos por constituir un “modo (político) con base institucional”. Con ello, estamos seguros de que, en la teoría, disponemos de un medio metodológico para la completa definición del estado final de la situación política nacional que queremos.
Y deberíamos compararlo con el estado actual de la situación que tenemos. La Ciencia Política nacional o los estudiosos formales de las transiciones al mercado deberían probar –la memoria no me ayuda al respecto- la relación entre los dos sistemas y los resultados económicos. En lo general, trabajos como “Why Nations Fail” y otros muestran los factores que deciden el éxito o el fracaso de los estados. Y debería ser suficiente.
Pero, los venezolanos dirán que “antes éramos felices y no lo sabíamos”. Y asociarán esa felicidad a los gobiernos que tuvimos. Algunos de ustedes me dirán que ése es un estado de conciencia y no la evidencia rigurosa; por lo cual, entonces, mi planteamiento del estudio de Política Comparada, o de la relación precisa entre situaciones políticas y económicas.
Posiblemente sea necesario para, sobre sus resultados, montar el trabajo informativo, formativo y de desarrollo institucional propio de una transición. Sin conciencia no hay ciencia, dicen algunos, y yo lo diría al contrario: para crear conciencia, basémonos en la ciencia. La evidencia científica sería la mejor base para montar el proceso ciudadano y de liderazgo que acerque la nación al desarrollo de sus mejores condiciones políticas para el avance a una consolidación democrática y al éxito económico.
Lanzo el reto. Abierto. Por mi parte, lo conversaré con la Escuela de Estudios Políticos que me resulta más cercana, la de mi Universidad de Carabobo, en Valencia, Venezuela; dirigida, por lo demás, por un destacado ex alumno. Para decirlo de manera contundente: la demostración del valor de las democracias con base institucional en la creación de riqueza social es otro argumento a favor de la relevancia histórica de una transición a la democracia y el mercado.
Explicación: