Ciencias Sociales, pregunta formulada por geraldine9628, hace 11 meses

¿con la adoracion del sol,la luna y las estrellas que podian calcular los pueblos?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por lilsteph012
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Respuesta:Hace 32.000 años, el cielo fascinaba ya a los hombres de las

cavernas; lo primero que observaron fue la diferencia del día y la

noche, cómo el sol se ocultaba cada atardecer y, con él, cómo

desaparecían la luz y el calor. El día fue seguramente la primera

unidad de tiempo universalmente utilizada.

La curiosidad humana con respecto al día y la noche, al Sol, la Luna y

las estrellas, llevó a los hombres primitivos a la conclusión de que los

cuerpos celestes parecen moverse de forma regular. La primera

utilidad de esta observación fue, por lo tanto, la de definir el tiempo y

orientarse en los desplazamientos y viajes.

Nuestros antepasados de la Edad de Piedra distinguieron también las

formas que adoptaba la Luna en distintos períodos y hacían incisiones

en huesos de animales para representar estos cambios: las fases de

la Luna. Descubrieron una regularidad de los fenómenos, el Sol que

separaba el día de la noche salía todas las mañanas desde una

dirección, el Este, se movía uniformemente durante el día y se ponía

en la dirección opuesta, el Oeste. Por la noche se podían ver miles de

estrellas que seguían una trayectoria similar.

En las zonas templadas, comprobaron que el día y la noche no

duraban lo mismo a lo largo del año. En los días largos, el Sol salía

más al Norte y ascendía más alto en el cielo al mediodía. En los días

con noches más largas, el Sol salía más al Sur y no ascendía tanto.

Pronto, el conocimiento de los movimientos cíclicos del Sol, la Luna y

las estrellas mostraron su utilidad para la predicción de fenómenos

como el ciclo de las estaciones, de cuyo conocimiento dependía la

supervivencia de cualquier grupo humano.

Cuando la actividad principal era la caza, era trascendental predecir

el instante el que se producía la migración estacional de los animales

que les servían de alimento y, posteriormente, cuando nacieron las

primeras comunidades agrícolas, era fundamental conocer el

momento oportuno para sembrar y recoger las cosechas, así como el

invierno, en que se requería de una preparación para sobrevivir a los

cambios climáticos adversos.

que las estrellas estaban fijas en una especie de bóveda sobre la

Tierra. Pero el Sol y la Luna no deberían estar incluidos en ella.

Probablemente, cuando se desarrolló la agricultura y se domesticaron

animales, 10.000 años antes de Cristo, en Mesopotamia, la tierra

fértil entre los ríos Tigris y Éufrates que ahora ocupa Irak, el cielo

adquirió aún más importancia como medio para determinar la época

apropiada para la siembra y la cosecha.

Esas primeras civilizaciones mesopotámicas, especialmente los

sumerios hacia 4.000 a. C., fueron las que dieron nombre a las más

antiguas constelaciones: son las figuras que hoy conocemos como

Leo, Tauro y Escorpio. Estas constelaciones señalaban puntos

importantes en el recorrido anual del Sol por el cielo y constituían

momentos cruciales en el año agrícola. Y, como los cielos

condicionaban su forma de vida, los deificaron.

Los antiguos observadores del cielo percibieron también que el Sol y

la Luna parecían desplazarse atravesando doce constelaciones que

más tarde recibieron el nombre de zodiaco. Decidieron que en ellas

residían los dioses del Sol y la Luna. Además, había otras cinco

estrellas que recorrían el zodiaco y cada una de ellas se consideró la

residencia de un dios. Hoy sabemos que se trataba de los planetas. El

zodiaco era también el lugar donde ocurrían los eclipses, poco

frecuentes y muy temidos, en los que la Luna se volvía de un

siniestro color cobre, o la luz del Sol se apagaba por un tiempo

eterno para los observadores. El cielo nocturno dejó así de ser sólo

una herramienta para la agricultura y se convirtió en el hogar de los

dioses y un libro ilustrado que contaba historias de importantes

figuras a una gente que, a falta de escritura, carecía de otros medios

para recordarlos.

La práctica de estas observaciones es universal, se han encontrado

en todos los lugares en donde ha habitado el hombre, por lo que se

deduce que la astronomía es probablemente uno de los

conocimientos más antiguos en todas las culturas. Como el hombre,

en su primitivo conocimiento, no podía explicarse los cambios del

cielo, dedujo que el firmamento estaba habitado por poderosos seres

que influían en los destinos de las comunidades y que poseían

comportamientos humanos y, por tanto, requerían de adoración para

recibir favores que evitasen sus castigos.

Este componente religioso estuvo estrechamente relacionado al

estudio de los astros durante siglos, hasta que los avances científicos

y tecnológicos fueron aclarando muchos de los fenómenos que antes

no tenían explicación, aunque no se llegó fácilmente a este cambio ya

que, muchos de los antiguos astrónomos fueron perseguidos y

juzgados por proponer una nueva organización del universo.

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