Con el correr de la década de 1840, se desarrolló una ruptura paulatina del amistoso
consenso que parecía haber entre conservadores y liberales, emergiendo un movimiento
político liberal radical en sus planteamientos y que ejerció una firme oposición al régimen
conservador. Un hecho externo que contribuyó en este sentido fue la Revolución francesa
de 1848 y los viajes que los jóvenes de la aristocracia realizaron a Europa en aquella
época. Así, a fines de dicha década se fue legitimando entre los jóvenes liberales chilenos
un discurso republicano liberal-democrático que se expresó en
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Respuesta:
En política, se denomina conservadurismo al conjunto de doctrinas, corrientes, opiniones y posiciones, generalmente de centroderecha y derecha, que favorecen las tradiciones[1] y que son adversas a los cambios políticos, sociales o económicos radicales, oponiéndose al progresismo. En lo social, los conservadores defienden valores familiares y religiosos.
El conservadurismo es un modelo mental que es enseñado de manera individual o colectiva, con base en las enseñanzas o experiencias adquiridas en las diferentes etapas de la vida de los seres humanos y con el objetivo de moldear los hábitos de las personas conforme a las creencias del conservadurismo de determinada sociedad del mundo.[2]
En lo económico, los conservadores históricamente se posicionaron como proteccionistas, en oposición al libre mercado. Sin embargo, durante el siglo XX algunos de los partidos conservadores adoptaron posiciones económicas liberales al fusionarse con partidos de esta tendencia, aliados en la defensa del sistema socioeconómico capitalista, en oposición al socialismo y el comunismo. Consecuentemente, en la actualidad en el conservadurismo político coexisten diversas posturas sobre lo económico. A la fusión entre ambas posturas se la denomina comúnmente como liberalismo conservador.
Así, dentro de la misma corriente algunos buscan mantener las condiciones presentes o un progreso paulatino dentro de un orden social heredado, otros buscan volver a situaciones anteriores, por lo que existe una cierta confusión —incluso dentro de la misma cultura política— acerca de quiénes serían, en un momento dado, conservadores. Martín Blinkhorn, por ejemplo, pregunta: "¿Quiénes son los conservadores en la Rusia de estos días? ¿Son los estalinistas irredentos o los reformadores que han aceptado las visiones políticas de derecha de los conservadores modernos, tal como Margaret Thatcher?".
Inversamente, se ha alegado que "el conservadurismo moderno a menudo se disuelve en una forma de liberalismo", encarando la paradoja de que, lo que es llamado conservadurismo, en un sentido importante, no es conservadurismo. "En su compromiso con el progreso, la derecha persigue prosperidad económica y poder nacional a desmedro de las preocupaciones tradicionales por la autoridad y la comunidad, perdiendo de vista algunos puntos centrales de la visión conservadora: autoridad, deber y sentido de lugar, lo que lleva a pensar que estos son tiempos para ser conservador".[3]
En las palabras de Chris Patten, quien fue uno de los políticos conservadores más importantes en el gobierno de Margaret Thatcher: "¿Cómo deberíamos definir el papel del Estado sin asumir que el Estado mismo debe hacerlo todo? ¿Cómo restauramos un argumento acerca de valores al debate político, usualmente es solo acerca de costos y beneficios utilitarios? ¿Cómo haremos que los jóvenes se interesen por la política, dada la forma en que la presente generación de dirigentes ha desprestigiado lo que una vez fue una carrera honorable?".[4]