Con base en el artículo de H. Frey, que dice " (....) En su crítica al historicismo de corte rankiano, Nietzsche tiene claro que el historiador es el que debe conferirle al pasado una estructura de significado para construir con ella una historia en el sentido de una narrativa. Esto significa que de un mar inagotable de acontecimientos isotrópicos sólo selecciona un número finito; algunos los patetiza, otros los memoriza y otros más los olvida —pero, en realidad, a la mayoría ni siquiera los toma en cuenta. La “historia” sólo es posible cuando la mayor parte del pasado permanece en la oscuridad". (p. 276).
Además de suponer una crítica al pretendido carácter objetivo y científico de la historia (la que se hacía en su época), el filósofo atribuye como tarea al historiador el construir una narrativa sobre un conjunto de acontecimientos previamente seleccionados. ¿Cómo contribuye ello a las "necesidades de la vida", imperativo que Nietzsche atribuye a la historia? Argumente.
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Respuesta:
Pero la gama del gremio de los historiadores no se agota en Ranke; hay además otra "especie terrible", y ésta no es precisamente objetiva ni carece de voluntad. Quiere juzgar, quiere valorar, pero sus juicios son falsos porque vive con la creencia de que su tarea es adaptar el pasado al sentido común.
Siguiendo esta tradición, las concepciones éticas de la época quedaron luego como últimos referentes en la investigación histórica. ¿Cómo pudo ocurrir? Porque en su proceso de darle condición científica a todo y de confrontarse con la filosofía de la historia propia del idealismo clásico, la ciencia histórica del siglo XIX excluyó como "no científicas" las preguntas previas de la filosofía de la historia.
Con cuál de estas tradiciones polemizaba Nietzsche, queda claro cuando se voltea a ver a Hegel. Pese a todas sus diferencias, cuando de una exposición teleológica de la historia se trata, tanto Hegel como Nietzsche están en contra de una escritura de la historia que se limite a juicios políticos de valor.
Hay una saturación, dice Hegel, de estas historias que se derivan de cada época. Para él queda claro lo que está por encima de ellas: la contemplación filosófica de la historia, que al proceder en forma "empírica", también muestra la "racionalidad" del mundo.
Es por ello que sólo a partir de la observación de la Historia del mundo se ha evidenciado, y se evidenciará, que actúa de forma racional... la Historia, sin embargo, hay que asumirla como es; tenemos que proceder de manera histórica, empírica [Hegel 1970: 30].
Nietzsche no puede ni quiere compartir esta desmesurada pretensión. Y, a pesar de ello, se hace palpable un vacío heredado por la filosofía de la historia de corte hegeliano. Quien no deseaba participar del regreso del espíritu mundial a los respectivos espíritus nacionales, enfrentaba como única opción la necesidad de una nueva objetividad.
En este punto se ha dado muy claramente una sustitución de "razón" por "arte". Ello podría además respaldarse con el planteamiento general de Nietzsche de "ver a la ciencia bajo la óptica del artista, pero al arte bajo la óptica de la vida" [Nietzsche 1980: 14]. Se trata de la experiencia que se insinúa en esta sustitución. Pero, ¿qué es lo que ha experimentado este artista de la historia como para poder reivindicar para sí la "máxima fuerza del presente"?
Se trata de un intento, por así decirlo, de darse un pasado del que uno procede a posteriori —un intento siempre peligroso, por lo difícil que es trazar un límite en la negación del pasado, y porque las segundas naturalezas casi siempre son más débiles que las primeras [Nietzsche 1980: 270].
Sin embargo, para Nietzsche y muchos de sus contemporáneos esta interpretación teleológica-teológica del mundo ya no era viable. El "intento de dominación" ha fracasado y ahora la sabiondez histórica revienta su envoltura normativa y se derrama sobre los hombres.
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Respuesta:Quiere juzgar, quiere valorar, pero sus juicios son falsos porque vive con la creencia de que su tarea es adaptar el pasado al sentido común.
Siguiendo esta tradición, las concepciones éticas de la época quedaron luego como últimos referentes en la investigación histórica.Porque en su proceso de darle condición científica a todo y de confrontarse con la filosofía de la historia propia del idealismo clásico, la ciencia histórica, excluyó como "no científicas" las preguntas previas de la filosofía de la historia.
Con cuál de estas tradiciones polemizaba Nietzsche, queda claro cuando se voltea a ver a Hegel. Pese a todas sus diferencias, cuando de una exposición teleológica de la historia se trata, tanto Hegel como Nietzsche están en contra de una escritura de la historia que se limite a juicios políticos de valor.
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