comprensión del texto sidu, Jorge y luis
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación paso a pas
Todo hombre debe ser capaz de todas las ideas y entiendo que en el porvenir lo será Jorge Luis Borges Pierre Menard, autor del Quijote.
Uno de los autores más leídos y a su vez más controvertidos —en lo referente a su interpretación— es Jorge Luis Borges. Existen diferentes puntos de vista que intentan ofrecer una interpretación de los cuentos de Borges, sin embargo, la mayoría de ellos se llevan a cabo en un nivel en el que se pregunta cuál es la intención del autor; qué pretende y qué podemos deducir de sus textos como lectores.
Uno de estos puntos de vista nos lo proporciona Umberto Eco (1). Según él, la técnica que Borges generalmente utiliza en sus cuentos está regida por la forma del pensamiento de la abducción. La abducción aparece cuando el pensamiento desarrollado por la inducción no nos ayuda más a resolver o aclarar cierto problema o fenómeno. Esto es, nos enfrentamos a una situación que podríamos llamar extraordinaria. Para que esta situación deje de ser inexplicable se tiene que encontrar una ley o norma bajo la cual las características de la misma sean aclarables o descifrables. Suponiendo que todos los datos que encontramos en un cuento de Borges fueran realmente verdaderos no tendríamos entonces ningún misterio, ninguna situación ilógica o inexplicable. Es decir, todo sería normal.
Eco propone que el lector adopte una posición spinoziana para poder encontrar un método lógico de lectura. Spinoza dice que “el orden y conexión de las cosas es idéntico con el orden y conexión de las ideas”, es decir, el mundo está organizado con una exactitud parecida a la de las matemáticas. Lo que Borges hace con esta concepción es convertirla en un universo en el cual todo se rige bajo las normas de una biblioteca: de una Biblioteca de Babel. En este “mundo spinoziano” el detective conoce de antemano cuál será el siguiente paso del asesino —y viceversa— porque ambos se rigen bajo las normas de una lógica fantástica que no es más que una “lógica de biblioteca” (2). Eco agrega más adelante que el universo borgesiano funciona bajo las leyes de la “escenificación”, es decir, de la Ficción (3). Este modelo parece funcionar sólo para algunos cuentos, es decir, las propuestas anteriores son “correctas” para los cuentos detectivescos pero pierden su validez al no poder ser aplicadas a aquellos de corte “fantástico” o a los “cuentos-ensayo”.
El anterior sólo es un ejemplo de los muchos intentos interpretativos de los cuentos de Borges. Al parecer no se hace el intento de penetrar en la estructura de los mismos (en el caso de que ésta exista) y tratar de determinar el funcionamiento general de los mismos. El propósito del siguiente trabajo no es tratar de demostrar si estas posiciones son válidas o correctas. Sin embargo, podemos decir que éstas no ayudan al lector a comprender la forma en la que Borges escribe, y por el contrario, crean aún más desconcierto y dudas en el mismo.
En el presente trabajo hemos analizado El idioma analítico de John Wilkins (4) tomando como punto de partida la teoría del Rizoma propuesta por Deleuze y Guattari en su libro Rhizom (5). En ella no se menciona en ningún momento la obra de Jorge Luis Borges, sin embargo, sus propuestas pueden ser empleadas para abrir un nuevo nivel interpretativo en la llamada Obra Borgesiana. Este es un intento más, si así se quiere ver, pero creemos que las ideas expuestas por Deleuze y Guattari pueden ayudar a explicar un poco la estructura de la escritura en Borges.
Al leer El idioma analítico de John Wilkins, el lector se encuentra, como en muchos otros textos de Borges, con una gran número de escritores, filósofos, científicos y sus respectivas obras, que el autor implícito menciona. Estos provocan, en primera instancia, perplejidad o desorientación en el lector. Tales nombres son los siguientes: John Martin Scleyer (volapuk), Peano (interlingua románica), Letellier, Descartes, Leibniz, Bonifacio Sotos Ochando, Pedro Mata (Curso de lengua universal; Buenos Aires 1886), Franz Kuhn, David Hume (Dialogues concerning natural religion; V, 1779), Chesterton, P. A. Wright Henderson (The Life and times of John Wilkins; 1910), Fritz Mauthner (Woerterbuch der Philosophie; 1924), E. Sylvia Pankhurst (Delphos; 1935), Lancelot Hogben (Dangerous thoughts; 1939) y John Wilkins (An Essay towards a Real Character and Philosophical Language; 1668) (6).
A continuación hacemos un excursión a través de las enciclopedias para saber hasta qué punto nos pueden ayudar los títulos y escritores citados en la interpretación de los textos.
Empezamos por John Wilkins, siguiendo la pista que el yo-narrador incinúa al comienzo del cuento: “He comprobado que la decimocuarta edición de la Encyclopaedia Britannica suprime el artículo sobre John Wilkins. Esta omisión es justa, si recordamos la trivialidad del artículo […].”(7)