comprende el concepto de especies biologica.
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El término especie se refiere a tres conceptos distintos, aunque relacionados. El rango especie, que es el nivel más básico de la taxonomía de Linneo; los taxones especie, que son un grupo de organismos descritos y asignados a la categoría especie, y las especies biológicas, que son entes capaces de evolucionar. Respecto a esto, debemos decir que la idea de evolución ya se encontraba en la antigüedad clásica. Anaximandro afirmó que las primeras criaturas habían surgido del agua para pasar a tierra; mientras que Empédocles aseguró que eran partes separadas que, en un momento dado, llegaron a juntarse, lo que nos recuerda la teoría de la simbiogénesis.[2][3] Cicerón escogió el término latino species, 'aspecto característico, forma', para traducir el término griego ἰδέα (idéa) 'aspecto, apariencia, forma', relacionado con εῖδος, (eîdos) ‘vista, visión, aspecto’, término platónico cargado de connotaciones dialécticas y lógicas.
Para el biólogo Ernst Mayr, Platón fue "el gran antihéroe del evolucionismo" por causa de su creencia en el Mundo de las ideas.[4] Aristóteles, en cambio, se mantuvo en una posición ambigua: aportó lo que él consideraba "pruebas" de una generación espontánea, pero habló de una "causa final" de toda especie,[5] su entelequia, y rechazó explícitamente la idea de Empédocles que decía que las criaturas vivientes se habrían originado por casualidad.[6] Zenón de Citio, según Cicerón, siguió en esta línea.
De los datos que nos aporta Lucrecio, extraemos que Epicuro se anticipó a la ley de la selección natural.[7] El degradacionista Agustín de Hipona dice, en cambio, que el Génesis debe interpretarse y que no hemos de suponer que Dios creara las especies que vemos ahora con sus imperfecciones. Este hecho y el proceso contra Galileo fue clave, siglos más tarde, para la rápida aceptación por la Iglesia católica de la teoría de la evolución. Durante la Edad Media, en una época de indeterminación fomentada por la inestabilidad política, se confundieron frecuentemente los términos "especie" y "género". Esto podría justificarse con base en el texto de la Vulgata:
Creavitque Deus cete grandia, et omnem animam viventem atque motabilem, quam produxerant aquae in species suas, et omne volatile secundum genus suum [...]. Producat terra animam viventem in genere suo, jumenta, et reptilia, et bestias terrae secundum species suas [...]. Et fecit Deus bestias terrae juxta species suas, et jumenta, et omne reptile terrae in genere suo.
Génesis 1:21, 24, 25
Se dejó abierta la posibilidad de que hubiera especies y géneros no creados por Dios o no descubiertos por el hombre europeo. El nominalismo tuvo sus raíces en el siglo XIV con Guillermo de Ockham. Esta doctrina señalaba que no existía ninguna entidad entre el término y los individuos a los que este se refería, es decir, solo existían los individuos. Según esta doctrina, las especies son fruto de nuestra razón y el concepto especie se utiliza solo con el fin de agruparlos por su parecido y darles un nombre. En pocas palabras, el nominalismo no reconoce a las especies como entidades reales.
Linneo y John Ray, por su parte, afianzaron la idea del carácter discreto y de la posesión de atributos objetivos de las especies que permitían su delimitación; es decir, la realidad de las especies. A partir de la publicación de El origen de las especies de Charles Darwin en 1859, se comenzó a considerar a la especie como un agregado de poblaciones morfológicamente variables y con la capacidad de evolucionar. El concepto aristotélico-linneano fue gradualmente reemplazado por una concepción evolutiva basada en la selección natural y en el aislamiento reproductivo.
John Ray definió a la especie como un grupo de individuos semejantes, con antepasados comunes. Igualmente, expresó que "una especie nunca nace de la semilla de otra especie", es decir, los conejos no nacen de monos, ni las arvejas dan rosas.
A mediados del siglo XX se plantearon dos posturas respecto a las especies: el realismo evolutivo y el nominalismo. El último sostuvo que en la naturaleza solo existen los organismos individuales y, según los taxónomos evolutivos, las especies son entidades reales de la naturaleza y constituyen unidades de evolución. A partir de la década de 1980, se afianzó la postura realista con respecto a las especies biológicas, conjuntamente con el enfoque filogenético de la clasificación.[8]
De acuerdo con Häuser (1987), los atributos generales del concepto especie deben ser universalidad, aplicabilidad práctica y criterio decisivo.[9] La mayoría de los biólogos que se ocupan de la sistemática de plantas y animales usan el CBE en conjunto con la descripción de la morfoespecie (King, 1993).
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