comparación entre privilegios otorgados a la iglesia en la constitución de 1886 y la libertad de cultos establecida en la constitución de 1991
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La religiosidad ha acompañado al ser humano en su trasegar por la historia, la que a su vez,
nos mostrará al hombre en relación constante con lo que él, en cada época y cultura, ha
considerado como sagrado, divino, manifestando de forma latente su inquietud por lo
trascendente. Algunos considerarán como primarias las manifestaciones del ser religioso,
propias de los más elementales estadios de desarrollo del ser humano, de mentes que no han
alcanzado un elevado progreso, de culturas primitivas, del hombre que al decir de algunos
filósofos modernos no alcanzó su mayoría de edad. Pese a tales posiciones –las que
paradójicamente también se encuentran protegidas por el derecho a la libertad religiosa y de
cultos, dado que constituyen claramente una posición frente a lo religioso– la dimensión
religiosa del ser humano ha sido reconocida como inherente a la dignidad del mismo, como
necesaria para la realización de su proyecto de vida y que por lo mismo ha merecido la
consagración y protección jurídica, sólo la estipulación de libertad religiosa posibilitaría la
expresión plena de las diversas manifestaciones que de ella se derivan, así como la creación
de una verdadera cultura de tolerancia, respeto y convivencia armónica con quienes piensan
y actúan diferente, dentro del marco de unas limitaciones mínimas, que aseguren la
realización de tales cometidos.
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