comparación de la economía de los años 1800 y 1850 y la actual en Latinoamérica
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
espero que te sirva y me daz una corita porfa
Explicación:
Abordar la historia económica de América Latina desde una perspectiva global no es ninguna novedad, diría que ha sido una necesidad casi desde sus inicios como disciplina. Al menos la historia que arranca con la colonización del territorio por los europeos a finales del siglo XV-inicios del XVI no podía eludir considerar los efectos de la integración de estos territorios en una economía mundial o al menos atlántica, que tenía en uno de sus extremos a las metrópolis y en el otro a las colonias, pero que se ramificaba hacia otras partes del mundo de diversas maneras, tanto en circuitos comerciales directos que comunicaban el territorio americano con partes de Asia y África, como de manera indirecta a través de las metrópolis europeas que difundían la plata americana por el mundo, articulando así este espacio mucho más allá de los imperios coloniales.
2Sin embargo las formas de pensar esta integración latinoamericana en la economía mundial han sido muy diversas. Apenas podemos mencionar algunas de las más influyentes de los últimos tiempos.
1 Por citar apenas algunos ejemplos influyentes, véase André Gunder Frank, Capitalismo y Subdesarroll (...)
3Entre ellas merece la pena destacar a los ‘dependentistas’ de finales de los 60’ y de los 70’, que postularon a la integración latinoamericana como colonias europeas desde el siglo XVI como el origen de su atraso. Esto se debía tanto a la constante transferencia de excedentes desde la ‘periferia’ al ‘centro’, como al estímulo metropolitano al desarrollo de sectores económicos denominados ‘externos’, destinados a proporcionar a las metrópolis algunos bienes como los metales preciosos o alimentos tropicales (azúcar, etc.). En esta interpretación el resto del territorio americano sólo interactuaba con los sectores externos como proveedor de mano de obra barata en el marco de una economía de tipo natural, no mercantil, condenado a mantenerse en el mayor de los atrasos. Por lo tanto, sólo la ruptura del vínculo colonial o neo-colonial o al menos su aflojamiento, podían permitir un cierto desarrollo económico latinoamericano1.
2 Entre los textos más significativos de este autor sobre la cuestión véase “La producción de la merc (...)
4Como es bien sabido, esta influyente manera de pensar el desempeño económico latinoamericano sufrió fuertes embates en los años 70, entre los cuales la propuesta de C. S. Assadourian fue una de las más significativas, al proponer una nueva manera de pensar el funcionamiento de las economías coloniales que parecía fácil comprobar empíricamente y que discutía eficazmente varios de los supuestos del dependentismo, al menos para el período de dominación colonial formal2. Su propuesta se convirtió de allí en más en el canon consensuado en la materia. Según este autor, la integración colonial americana no podía implicar hasta finales el siglo XVIII ningún tipo de división internacional del trabajo sino que la dominación colonial, al buscar desarrollar la producción de metales preciosos, generaba en los reales de minas unos poderosos mercados interiores, cuya demanda no podía ser satisfecha por la producción europea. De esta manera estos centros mineros devenían ‘polos de atracción’ que estimulaban procesos de mercantilización y especialización económica en amplios espacios americanos, los que crecían acompañando el desarrollo de la producción minera. Este esquema sólo se vería cuestionado con la crisis el orden colonial, la caída de la producción minera y con ello la desintegración del espacio económico colonial, que perdía así su eje articulador interno. En este momento aparecía en el horizonte una nueva economía atlántica empujada por la revolución industrial, con efectos muy distintos a los del típico comercio colonial de bienes de alto valor unitario y escaso volumen.