¿Cómo termina la historia? EL TROMPO PLEASE
Respuestas a la pregunta
El cuento está fechado en agosto de 1940. Fue publicado en febrero de 1941, en la revista Excelsior (Lima, año VI, N.º 96). Luego apareció formando parte de la compilación de novelas y cuentos del autor, editada de manera póstuma por su viuda, con el título de Estampas mulatas (edición de 1951). Desde entonces ha aparecido en innumerables antologías de la narrativa peruana.
Se desenvuelven dos historias aparentemente independientes, pero equivalentes en el sentido moral:
La historia de Chupitos, niño afroperuano que integra una gavilla de palomillas (pilluelos). En un juego pierde su trompo predilecto, que cae en poder de otro jugador. Para recuperarlo, Chupitos debe mantenerse en el juego, por lo que adquiere un nuevo trompo, pero no tiene suerte y su antiguo trompo cae en manos de otro jugador, que lo somete al juego de los quiñes. Para acabar con la afrenta de ver a su antiguo trompo quiñado (dañado) por otros, Chupitos acaba destrozándolo.
La historia de los padres de Chupitos. El padre es engañado por su esposa y se venga, dando una feroz paliza al amante de esta. Tras pasar unos días en la cárcel, regresa al hogar, pero sin su mujer, a quien supone muerta.
El enlace de ambas historias se resume en esta frase, repetida más de una vez en el relato: «Mujeres con quiñes como si fueran trompos, ¡ni de vainas!»
El relato empieza mencionando al [[Cerro San Cristóbal (Perú)|Cerro San Cristóbal, que domina la ciudad de Lima, y a la Alameda de los Descalzos, donde vagabundeaban Chupitos y sus amigos pandilleros. Chupitos era un zambito de 10 años, al que pusieron ese apodo pues una vez sus amigos le vieron comprando en una farmacia y cuando le preguntaron si alguien estaba enfermo en su casa, respondió que nadie, que era él al que le habían salido unos chupitos (granitos).
La pandilla de muchachos lo conformaban el cholo Feliciano Mayta, Glicerio Carmona, el bizco Nicasio, Faustino Zapata y el gran Ricardo, que se dedicaban a vender suertes (loterías) y periódicos, no faltando alguno que se dedicaba también a los hurtos menores. El juego predilecto de la pandilla era el de los trompos. Precisamente, Chupitos aparece en el relato preocupado por recuperar su trompo predilecto, que el día anterior lo perdiera en el juego de la “cocina” ante Glicerio Carmona, juego que consistía en empujar el trompo contrario hasta un círculo trazado en el suelo llamado la “cocina”; el ganador se apropiaba del trompo.
El autor hace una retrospección en el relato y cuenta la historia de Chupitos, que desde su nacimiento fue marcado por la desdicha y el dolor. El día en que nació, un incendio se desató en el callejón donde vivía, siendo rescatado del avance de las llamas. Su madre tenía fama de ser una “volantusa” (aventurera) y cierta vez llegó a casa con el cabello revuelto y una oreja enrojecida. Su esposo, Demetrio Velásquez, sospechó una traición y salió furioso a averiguar a la calle, enterándose de la existencia de un amante y hasta de otro pretendiente, a quienes dio una tremenda paliza, a consecuencia de lo cual estuvo en prisión quince días. La madre desapareció, y una tía, la hermana de Demetrio, se encargó de cuidar a Chupitos.
Retomando el hilo del relato, el autor nos relata cómo Chupitos logra que su padre le de dinero para comprarse otro trompo, con el que planea mantenerse en el juego para recuperar su anterior juguete. Al igual que los gallos que su padre entrenaba para las peleas de coliseo, Chupitos acicala su juguete hasta convertirlo en un arma formidable: le quita la perilla de su cabeza y le cambia su punta roma por un clavo afilado.
Dispuesto a recuperar su antiguo trompo, Chupitos va al encuentro de sus amigos. Todos se dirigen al camino que conduce a la Pampa de Amancaes y empiezan el juego. Desgraciadamente para Chupitos, es Ricardo quien gana y somete al antiguo trompo de Chupitos a los quiñes, que consistían en dar al trompo inmóvil golpes con las púas de otros trompos. Todos los participantes arrojan sucesivamente sus juguetes sobre el antiguo trompo de Chupitos; uno le saca una lonja y otro le quiña doblemente. El último es Chupitos, quien al ver a su antiguo juguete tan maltrecho, considera que ya no podría ser suyo pues «los trompos con quiñes, como las mujeres, ni de vainas y arroja con toda fuerza su trompo, acabándolo por partir al antiguo. Luego se aleja dejando los dos trompos, ante la extrañeza de sus amigos.
( ahi esta mas completo <3 )