Historia, pregunta formulada por laracaudette, hace 8 meses

¿ como se trazaron en muchos casos las fronteras africanas en la época colonial ? ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por sherly072
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Es así como las fronteras se convierten, más que en líneas perfectamente delimitadas, en canales de comunicación y en espacios de relaciones sociales, no siempre pacíficas, en los que hallan un ámbito común el contrabandista, el pastor, el pequeño comerciante o el guerrillero. Las fronteras pueden proporcionar un espacio en el que surjan nuevas formas de organización social, especialmente propicias en épocas de conflicto, como los fenómenos que describen en sus colaboraciones Paul Richards sobre el desierto entre Liberia y Sierra Leona y Heike Schmidt sobre el este de Zimbabue. Grupos de población enteros atraviesan las fronteras como modo de escapar de crisis medioambientales o persecuciones políticas, de tal manera que colocan a África en el continente con mayor número de refugiados en los cómputos internacionales. Precisamente A. Essuman Johnson se refiere al problema de la definición del estatuto de refugiado en África y la actitud de los gobiernos (concretamente el ghanés) ante el mismo.

Uno de los grupos que más problemas plantean a los estados africanos y su objetivo de fijar la población al territorio, son las comunidades de pastores. A ellos dedican sus trabajos Katherine Homewood y Roger Blench, que nos muestran algunos fracasos de los intentos oficiales de asentar a las poblaciones migrantes, así como las peculiares relaciones de los pastores con las fronteras. Pero por las fronteras no sólo transcurren personas, animales y mercancías, sino también enfermedades, y éste es el tema de los capítulos de Marynez Lyons, Gordon R. Scott y B. M. Gerard.

La permeabilidad de las fronteras africanas ha llevado a sugerir la supervivencia de tradicionales zonas de comercio, así como de dinámicas comunales precoloniales, que no se han visto afectadas por la colonización ni la independencia y existen al margen del estado moderno y sus elementos definitorios, como son las fronteras. Sin embargo una cosa es que las fronteras no cumplan la función de control y regulación que se esperaría en un estado eficaz, y otra es que sean fenómenos inexistentes para los africanos. Precisamente, si las fronteras suponen áreas de oportunidades, canales de comunicación, posibilidades de pasar de uno a otro lado es porque existen, aunque constituyan realidades muy diferentes a las que dan a entender las líneas dibujadas en un mapa. Y no obstante, la existencia de esas líneas, que pretenden diferenciar unas comunidades estatales de otras, promueven de alguna manera la aparición de identidades diferenciadas, que se solapan en el tiempo y en el espacio con otras identidades ajenas a la idea moderna de nación. La realidad fronteriza africana, aunque heredera de aquella arbitraria partición imperialista, es todo menos irrelevante, en la medida en que las poblaciones y los estados hacen uso de ella y de las oportunidades que les brindan.

No sólo se trata de oportunidades: como nos muestra Christopher Clapham, las fronteras son también instrumentos políticos y motivos de conflicto, como en el Cuerno de África donde las relaciones regionales y la formación de los estados africanos han girado en torno a las diferentes concepciones del espacio y las fronteras. Ante este panorama, proponer «soluciones» es cuando menos inevitable para un libro sobre fronteras africanas. La mayor parte de nuestros autores que a ello se animan rechazan por imposible una redefinición de las fronteras a partir del criterio de hacer coincidir comunidades étnicas con territorios diferenciados, que multiplicaría los kilómetros de barreras no vigilados. La estructura social y espacial de África hace muy difícil distinguir actualmente, como probablemente lo haya sido siempre, territorios culturalmente homogéneos. Más bien se inclinan por sugerir que los estados debieran secundar a sus propias poblaciones fronterizas, difuminando en lo posible la parcelación estatal, colaborando para una mayor integración económica y regional –que atenuaría las diferencias sociales culpables de las migraciones más trágicas– y reduciendo los controles fronterizos. Todo lo cual redundaría en beneficio de las gentes y los intercambios comerciales, mientras que reduciría las posibilidades de un tráfico ilegal. Se opta, pues, por una concepción ambigua y no definida a priori de las sociedades africanas, para las que el espacio se contempla de un modo más flexible, movedizo y plural, como ámbito de tránsito tanto como de asentamiento, de intercambio como de producción, de definición comunitaria como de indefinición social.


sherly072: espero que te ayude , :)
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