Religión, pregunta formulada por juanmzapatar, hace 10 meses

¿como se siente calpurnia ante el interes de su abuelo por su cuaderno de notas?

Respuestas a la pregunta

Contestado por jeiderlindo
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Respuesta:

Buenos días, abuelito.

—¿Puedo preguntarte qué tienes ahí?

Me puse en pie de un salto.

—Es mi cuaderno científico —contesté,

presuntuosa—. Me lo dio Harry. Apunto todo lo que

observo. Mira, esta es la lista para esta mañana.

“Observar” no era una palabra que usara mucho en mis

conversaciones, pero quería demostrarle que iba en serio. Él

dejó la cartera en el suelo e hizo unos interesantes ruiditos. Sacó

sus anteojos y miró mi lista […]. Después de leerla, se quitó los

anteojos y dio unos golpecitos en la página.

—Un buen principio —afirmó.

—¿Principio? —dije dolida—. Pensaba que ya estaba.

—¿Cuántos años tienes, Calpurnia?

—Doce —contesté. Se me quedó mirando—. Once y tres cuartos.

Prácticamente doce, de verdad. Apenas se nota la diferencia […].

—Voy al río a recoger especímenes. Hoy, del orden Odonata,

creo. Libélulas. ¿Te gustaría acompañarme?

—Sí, por favor.

—Nos tendremos que llevar tu cuaderno.

Abrió la cartera y dentro vi unos botes de vidrio y una guía de

insectos, el paquete de su almuerzo y un frasco de plata en

miniatura. Metió mi cuaderno y mi lápiz al lado. Yo recogí la

red de cazar mariposas y me la colgué encima del hombro.

—¿Vamos? —dijo, y me ofreció su brazo como un caballero que

llevara a una dama a cenar. Lo enlacé con el mío, pero era

mucho más alto que yo y tuvimos que bajar la escalera a

empellones, así que le solté el brazo y le cogí la mano. Tenía una

palma callosa y seca, y las uñas gruesas y curvadas, como una

formación milagrosa de cuerno y piel. Mi abuelo pareció

sorprendido y luego contento, creo, aunque no estaba del todo

segura. En cualquier caso, su mano se cerró sobre la mía.

Anduvimos con mucho cuidado a través del campo salvaje hasta el

río. El abuelito se paraba de vez en cuando a observar una hoja,

una piedra o un montón de tierra, cosas que a mí no me parecían

nada del otro mundo. Lo interesante era cómo se agachaba sobre

ellas y escudriñaba cada objeto antes de extender una mano lenta y

deliberadamente. Era cuidadoso con todo lo que tocaba: devolvía

cada bicho al lugar donde lo había encontrado y volvía a colocar

cada pila de tierra en su sitio. Yo me quedaba aguantando la red de

mariposas, preparada y con ganas de lanzarme sobre algo.

Explicación:

en concluir triste :(

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