¿Como se resolvió el conflicto de fronteras entre inglatera y rusia en siglo xx
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finales del siglo xvii, el Imperio otomano se hallaba en decadencia y sus estructuras militares, políticas y económicas no fueron capaces de modernizarse. A consecuencia de varios conflictos, había perdido los territorios al norte del mar Negro, entre ellos la península de Crimea, de los que se había adueñado Rusia. Esta deseaba socavar la autoridad otomana y asumir la protección de la abundante minoría de cristianos ortodoxos de las provincias otomanas europeas. Francia y el Reino Unido temían que el Imperio otomano se transformase en vasallo ruso, lo que hubiese trastornado el equilibrio político entre las potencias europeas.
La tensión se agudizó por las disputas por el control de los Santos Lugares en Palestina entre cristianos occidentales y orientales. Los rusos emplearon estos roces para exigir concesiones de los otomanos que estos, sostenidos por las potencias europeas occidentales, se negaron a otorgar, lo que desencadenó la guerra entre los dos imperios en el otoño de 1853. Rusos y otomanos se enfrentaron en el Cáucaso y el delta del Danubio; el rechazo ruso a evacuar los principados danubianos, sometidos a los otomanos, determinó la entrada en guerra de Francia y del Reino Unido. Temiendo que el Imperio austriaco interviniese también en favor del enemigo, el zar Nicolás I ordenó retirarse de los Balcanes en el verano de 1854. El deseo del emperador francés Napoleón III y del primer ministro británico lord Palmerston de impedir que los rusos pudiesen amenazar de nuevo el Imperio otomano les impelió a atacar la base naval de Sebastopol, donde anclaba la flota rusa del mar Negro.
Tras desembarcar en Eupatoria el 14 de septiembre de 1854, las fuerzas aliadas vencieron a las rusas en la batalla del río Almá y emprendieron el asedio de la ciudad homónima a principios de octubre. La esperanza inicial de una rápida victoria dio paso a la evidencia de la encarnizada resistencia de los defensores y a una guerra de trincheras. El clima y la mala logística infligieron grandes penalidades a los soldados de los dos bandos: el frío, el hambre y las enfermedades causaron decenas de miles de víctimas y más muertos que los propios combates. Los rusos trataron varias veces de romper el cerco de Sebastopol, pero fueron derrotados en Balaklava, Inkerman y Chernaia; los sitiadores, por su parte, sufrieron copiosas pérdidas para conquistar los reductos rusos. Finalmente la llegada de refuerzos y el agotamiento de los defensores les permitió a los franceses tomar el bastión de Malakoff que dominaba la ciudad el 8 de septiembre de 1855 y los rusos abandonaron esta al día siguiente.
Los combates continuaron durante algunos meses más, hasta la firma del Tratado de París el 30 de marzo de 1856. Este puso fin al concierto europeo surgido del Congreso de Viena de 1815 y marcó el resurgimiento de Francia como potencia, pero no resolvió la Cuestión Oriental que había desatado la contienda de Crimea. A veces se considera esta como la primera guerra moderna por la utilización en ella de nuevas tecnologías como el barco de vapor, el ferrocarril, el fusil de ánima rayada, el telégrafo y la fotografía.
Antecedentes
La tensión se agudizó por las disputas por el control de los Santos Lugares en Palestina entre cristianos occidentales y orientales. Los rusos emplearon estos roces para exigir concesiones de los otomanos que estos, sostenidos por las potencias europeas occidentales, se negaron a otorgar, lo que desencadenó la guerra entre los dos imperios en el otoño de 1853. Rusos y otomanos se enfrentaron en el Cáucaso y el delta del Danubio; el rechazo ruso a evacuar los principados danubianos, sometidos a los otomanos, determinó la entrada en guerra de Francia y del Reino Unido. Temiendo que el Imperio austriaco interviniese también en favor del enemigo, el zar Nicolás I ordenó retirarse de los Balcanes en el verano de 1854. El deseo del emperador francés Napoleón III y del primer ministro británico lord Palmerston de impedir que los rusos pudiesen amenazar de nuevo el Imperio otomano les impelió a atacar la base naval de Sebastopol, donde anclaba la flota rusa del mar Negro.
Tras desembarcar en Eupatoria el 14 de septiembre de 1854, las fuerzas aliadas vencieron a las rusas en la batalla del río Almá y emprendieron el asedio de la ciudad homónima a principios de octubre. La esperanza inicial de una rápida victoria dio paso a la evidencia de la encarnizada resistencia de los defensores y a una guerra de trincheras. El clima y la mala logística infligieron grandes penalidades a los soldados de los dos bandos: el frío, el hambre y las enfermedades causaron decenas de miles de víctimas y más muertos que los propios combates. Los rusos trataron varias veces de romper el cerco de Sebastopol, pero fueron derrotados en Balaklava, Inkerman y Chernaia; los sitiadores, por su parte, sufrieron copiosas pérdidas para conquistar los reductos rusos. Finalmente la llegada de refuerzos y el agotamiento de los defensores les permitió a los franceses tomar el bastión de Malakoff que dominaba la ciudad el 8 de septiembre de 1855 y los rusos abandonaron esta al día siguiente.
Los combates continuaron durante algunos meses más, hasta la firma del Tratado de París el 30 de marzo de 1856. Este puso fin al concierto europeo surgido del Congreso de Viena de 1815 y marcó el resurgimiento de Francia como potencia, pero no resolvió la Cuestión Oriental que había desatado la contienda de Crimea. A veces se considera esta como la primera guerra moderna por la utilización en ella de nuevas tecnologías como el barco de vapor, el ferrocarril, el fusil de ánima rayada, el telégrafo y la fotografía.
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