¿Cómo se relacionan los legados culturales dominas por las potencias y
Sus colonias compare Rugby Sudáfrica?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La historia de la Sudáfrica actual es el legado de Nelson Mandela. En el pasado, el sistema de segregación racial, cuyo origen se remonta a la colonización europea del territorio, rigió con mano de hierro. Tras su mandato, nació un nuevo país, punta de lanza del continente africano en la sociedad internacional. ¿Su futuro? El reto de hacer frente a los fantasmas de su pasado: la pobreza y la desigualdad de su pueblo.
En los últimos años, Sudáfrica ha destacado como punta de lanza del continente africano, tanto a nivel económico —a pesar de los contratiempos— como político. Sudáfrica es la historia de la colonización, es el legado del apartheid y su implacable sistema segregacionista, es la victoria de Nelson Mandela y la reconciliación.
La riqueza y complejidad de Sudáfrica nos obliga a trascender la especificidad del apartheid. Su implantación, desarrollo y caída es fruto de la oposición de su pueblo, de las victorias y derrotas, de la presión de una sociedad internacional cambiante, de héroes anónimos y de líderes carismáticos. Junto a su ejemplaridad, remanentes de pobreza, desigualdad y racismo siguen coexistiendo junto a los avances de un país hoy democrático.
Las raíces del odio: el triunfo del supremacismo
Para entender las bases del supremacismo blanco y la deriva actual del país, es imprescindible adentrarse en sus raíces. Como ya hemos visto con anterioridad en el caso de la actual República Democrática del Congo, el mapa colonial africano resultante del reparto europeo supuso el germen de unas estructuras de poder que, en términos generales, se renovaron tras el proceso de descolonización. La historia de la Sudáfrica colonial se remonta a la llegada de los holandeses al cabo de Buena Esperanza a mediados del siglo XVII. La colonia holandesa en el territorio fue consolidándose y en ella llegó a constituirse un verdadero sentimiento identitario cuyo máximo exponente fue el afrikáans, un dialecto del holandés hablado por los afrikáneres, los descendientes de los colonos holandeses también conocidos como bóeres. A lo largo del siglo XVIII y principios del XIX, holandeses y británicos se disputaron el control del África austral hasta que el Congreso de Viena (1815) concedió
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