¿Como se relacionan las demandas de los obreros con la "cuestión social"?
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Respuesta: ¿Cómo se relacionan las demandas de los obreros con la "cuestión social"?
A lo largo del siglo xix fue cada vez más evidente la incapacidad del sistema socioeconómico liberal para mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras. Fue así como se fue abriendo paso la idea de la necesidad de la intervención del Estado para solucionar la que empezó a llamarse «cuestión social» poniéndose en cuestión el principio del liberalismo clásico de que el individuo era el único responsable de su propia condición moral y material. A ello también contribuyeron las críticas del movimiento obrero, la difusión del socialismo y el desarrollo del positivismo y de las ciencias sociales.
Alegoría de la cuestión social en una caricatura de comienzos del siglo xx
En la segunda mitad del siglo xix ya existía una conciencia generalizada de que la pobreza de las clases trabajadoras se debía a las condiciones ambientales, sociales y económicas que solo la intervención del Estado podría corregir. El pionero fue el Imperio alemán con la política social aplicada por el canciller Otto von Bismarck, al que siguieron Reino Unido con el New liberalism y la Tercera República Francesa, donde triunfó el «solidarismo» propugnado por Léon Bourgeois. La Iglesia católica también se sumó a la nueva corriente antiindividualista con la publicación en 1891 de la encíclica Rerum novarum por el papa León XIII, «lo que contribuyó a facilitar el giro intervencionista entre las clases conservadoras» y que dio nacimiento al catolicismo social.
El albañil herido o Los últimos sacramentos (1890), de Rafael Romero de Torres. En este cuadro se observa la forma de abordar la cuestión social por parte de los sectores ideológicos opuestos a la intervención del Estado y que fue denunciada, entre otros muchos, por el presidente del gobierno español Antonio Cánovas del Castillo.
Sin embargo, la necesidad de la intervención del Estado para solucionar la «cuestión social» encontró fuertes resistencias, lo que explicaría el retraso de algunos países en aprobar las primeras leyes sociales. Cuando en 1890 el nuevo gobierno español presidido por el conservador Antonio Cánovas del Castillo anunció que iba a dar preferencia a las cuestiones económicas y sociales «desarrollando un régimen de eficaz protección a todos los ramos del trabajo», con una especial atención a «cuanto atañe a los intereses de la clase trabajadora», algunos diputados mostraron su disconformidad, incluso dentro de las filas del propio partido conservador. Por ejemplo, Alberto Bosch y Fustegueras, de la facción conservadora de Francisco Romero Robledo, se manifestó en contra de la limitación de las horas de trabajo de mujeres y de niños con el siguiente argumento
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