¿Cómo se relaciona la pintura con el expansionismo de EUA en el siglo XXI?
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La pintura de los Estados Unidos tiene una historia de dos siglos, a partir de la independencia del país. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, los artistas pintaron sobre todo paisajes y retratos en un estilo realista. Las tendencias del arte moderno en Europa llegaron a los Estados Unidos a través de exposiciones en Nueva York como el Armory Show de 1913. Con anterioridad, los artistas estadounidenses habían basado la mayoría de su obra en la pintura occidental y las artes europeas. Después de la Segunda Guerra Mundial, Nueva York reemplazó a París como el centro del mundo artístico. Desde entonces, muchos movimientos estadounidenses han marcado el arte moderno y postmoderno.
La controversia pronto llegó a ser una forma de vida para los artistas estadounidenses. De hecho, al igual que Europa después de los futuristas italianos, gran parte de la escultura y la pintura en Estados Unidos desde 1900 ha sido una serie de rebeliones contra la tradición. «Al infierno con los valores artísticos», proclamó Robert Henri (1865-1929). Henri encabezó el grupo de los Ocho, lo que los críticos apodaron la escuela «del basurero» o «cubo de basura» (Ashcan school) o incluso «banda negra revolucionaria»2 porque los retratos realistas del grupo mostraban los aspectos más pobres de la vida en la ciudad. Eligieron un realismo académico describiendo escenas rurales y urbanas estadounidenses, por lo que su novedad radica más en los temas que en la técnica. Desarrollaron en sus obras una iconografía de conciencia social. Del grupo de los Ocho fue famoso George W. Bellows por sus temas de boxeo.
Apenas unos años más tarde, los artistas «del basurero» fueron desplazados por la llegada desde Europa de movimientos de vanguardia como el cubismo y la abstracción, defendidos por el fotógrafo Alfred Stieglitz desde el 291 de la Quinta Avenida de Nueva York, auténtico baluarte de la vanguardia pictórica. Tras la Primera Guerra Mundial, muchos artistas estadounidenses desarrollaron las tendencias modernas que emanaban del Armory Show o «Exposición del Arsenal», que en 1913 expuso al público estadounidense obras europeas de vanguardia junto a otras autóctonas de realismo social. Artistas estadounidenses se relacionaron de manera estrecha con los nuevos artistas europeos. Así, Max Weber se relacionó con Matisse y Picasso, siendo el primer cubista estadounidense, mientras que Lyonel Feininger se integró en el Blaue Reiter. Entre ellos pueden citarse: John Marin, Arthur Dove , Arthur Bowen Davies y Georgia O'Keeffe.
En este período de entreguerras la pintura estadounidense estuvo marcada sobre todo por el cubismo, entendido muchas veces como mera geometrización. Dentro del orfismo cabe citar a Patrick Henry Bruce, Morgan Russell y Stanton Macdonald-Wright; estos dos últimos, además, concibieron el sincronismo en París, con el estudio de la relación entre el color, la luz y la música. Joseph Stella prefirió el cubismo futurista integrando con Charles Demuth y Charles Sheeler lo que se llamó el grupo «precisionista», o los «inmaculados», que emplearon el cubismo para retratar el paisaje industrial, desarrollándose entre 1915 y la década de los treinta. Destacó en esta línea Edward Hopper, que reflejó con original realismo las ciudades y los pueblos estadounidenses. El dadaísmo tuvo como referencia a Marcel Duchamp, de nacionalidad francesa, pero nacionalizado estadounidense en los años cincuenta y que influyó tanto en París como en Nueva York, y al pintor y fotógrafo Man Ray, a quien ya en el Nueva York de 1915 puede considerársele precursor del dadá.
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