como se relaciona el colonialismo y la actualidad
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La mayor parte de este número está dedicada a un tema de enorme importancia actual: el colonialismo. La nota inicial, "Al lector", que es de una calidad singular, expone lo esencial en cuanto a las colonias que existen en el mundo actual, su distribución geográfica y las funciones que desempeñan para los poderes coloniales. Destaca los casos de Palestina, Puerto Rico, Sahara Occidental y Malvinas, por la atención internacional que reciben. Y explica muy bien y de manera sintética el contenido del número.
He tenido la satisfacción de revisar con cuidado los artículos, lo que me permitió constatar los valores de cada uno y del conjunto que forman, un número 176 que está a la altura de la tradición de esta revista, combatiente y hermosa, hija consecuente e intransigente de aquellos trabajos y aquellos ideales que reunieron en La Habana hace casi cuarenta y siete años a representantes de los luchadores de nuestro mundo, el que los enemigos de la Humanidad habían oprimido, expoliado y aplastado siempre, y al que en aquellos años los medios de comunicación le habían dado el tercer lugar en una clasificación de tres.
Estimo que hay dos procedimientos igualmente válidos en estas presentaciones: describir y comentar cada uno de los textos de la publicación; o hacer comentarios referidos al asunto principal que ha sido abordado y expuesto a lo largo del número. Inspirado por esos textos, escojo la segunda fórmula para estas palabras, por lo que acabo de decir y porque los presentes tendrán a su alcance de inmediato la revista. Añado solamente una cálida felicitación a los aspectos formales del número, que le aportan gran belleza y capacidad comunicativa.
El colonialismo ha sido la forma fundamental y decisiva de la universalización de las relaciones mercantiles, de la individualización de las personas y la oposición de todos contra todos --forzada por el poder del dinero y por las violencias del poder--, de la homogeneización de los patrones de consumo y la generalización de determinadas relaciones sociales fundamentales y sus valores correspondientes, a escala planetaria. En dos palabras, ha sido la forma principal de universalización del capitalismo. En el caso del continente americano, es en estos años que se está cumpliendo realmente el llamado Quinto Centenario, que en su momento fue tan publicitado y manipulado como rechazado, y no en aquellas fechas de 1492 en que un explorador llegó a unas islas del Caribe. Aquel fue el inicio de un colosal genocidio, de un gigantesco ecocidio, de la destrucción de culturas maravillosas, condicionante de la elaboración material e ideal de una civilización egoísta, explotadora, criminal, excluyente, racista y depredadora, que le impuso al planeta entero su título pretencioso de modernidad.
Explicación:
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La mayor parte de este número está dedicada a un tema de enorme importancia actual: el colonialismo. La nota inicial, "Al lector", que es de una calidad singular, expone lo esencial en cuanto a las colonias que existen en el mundo actual, su distribución geográfica y las funciones que desempeñan para los poderes coloniales. Destaca los casos de Palestina, Puerto Rico, Sahara Occidental y Malvinas, por la atención internacional que reciben. Y explica muy bien y de manera sintética el contenido del número.
He tenido la satisfacción de revisar con cuidado los artículos, lo que me permitió constatar los valores de cada uno y del conjunto que forman, un número 176 que está a la altura de la tradición de esta revista, combatiente y hermosa, hija consecuente e intransigente de aquellos trabajos y aquellos ideales que reunieron en La Habana hace casi cuarenta y siete años a representantes de los luchadores de nuestro mundo, el que los enemigos de la Humanidad habían oprimido, expoliado y aplastado siempre, y al que en aquellos años los medios de comunicación le habían dado el tercer lugar en una clasificación de tres.
Estimo que hay dos procedimientos igualmente válidos en estas presentaciones: describir y comentar cada uno de los textos de la publicación; o hacer comentarios referidos al asunto principal que ha sido abordado y expuesto a lo largo del número. Inspirado por esos textos, escojo la segunda fórmula para estas palabras, por lo que acabo de decir y porque los presentes tendrán a su alcance de inmediato la revista. Añado solamente una cálida felicitación a los aspectos formales del número, que le aportan gran belleza y capacidad comunicativa.
El colonialismo ha sido la forma fundamental y decisiva de la universalización de las relaciones mercantiles, de la individualización de las personas y la oposición de todos contra todos --forzada por el poder del dinero y por las violencias del poder--, de la homogeneización de los patrones de consumo y la generalización de determinadas relaciones sociales fundamentales y sus valores correspondientes, a escala planetaria. En dos palabras, ha sido la forma principal de universalización del capitalismo. En el caso del continente americano, es en estos años que se está cumpliendo realmente el llamado Quinto Centenario, que en su momento fue tan publicitado y manipulado como rechazado, y no en aquellas fechas de 1492 en que un explorador llegó a unas islas del Caribe. Aquel fue el inicio de un colosal genocidio, de un gigantesco ecocidio, de la destrucción de culturas maravillosas, condicionante de la elaboración material e ideal de una civilización egoísta, explotadora, criminal, excluyente, racista y depredadora, que le impuso al planeta entero su título pretencioso de modernidad.
José Martí, el primer gran pensador anticolonial que comprendió el imperialismo, escribió en 1884: "¡Robaron los conquistadores una página al universo!". Pero no olvidemos nunca que desde el inicio se trataba de un negocio, el más despiadado y abarcador, el más opuesto al bienestar, la dignidad y el despliegue de la condición humana y la convivencia social que se ha inventado: el capitalismo. El jefe de los conquistadores de las sociedades existentes en el actual México, que eran superiores a ellos en muchos aspectos, le había escrito en 1524 a su emperador pidiéndole que ordenara la detención del saqueo indiscriminado y que se comenzara la colonización del país.
Los años que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial fueron los de la independencia para la gran mayoría de las colonias que existían en África y Asia. Varios factores principales concurrieron en aquellos eventos históricos. Un nuevo orden capitalista de posguerra, en el cual predominó abiertamente Estados Unidos, que tenía dentro de su estrategia mundial la disolución del dominio colonial europeo y que actuó en consecuencia. Una Europa colonialista, que aunque ya carecía de poder suficiente para alternar con Estados Unidos, pudo lanzarse a una rápida reconstrucción y ampliación económica; establecer relaciones de tipo neocolonial con sus antiguas posesiones podía serle muy provechoso en esa hora de reubicarse. Pero hay que recordar que no por eso propiciaron las independencias. Siglo y medio después de la Revolución francesa no querían aceptar la autodeterminación de los pueblos. Los mismos colonialistas que aprobaron en 1952 un plan para conceder autogestiones o independencias después de 1972 ejecutaron matanzas terribles y represiones por doquier, y pusieron obstáculos de todo tipo a los procesos de independencia de las colonias.
Pero no pudieron evitar aquellos procesos. Lo que sucedió fue que los pueblos protagonizaron el ocaso efectivo del colonialismo. Por todas partes se movilizaron, se organizaron, presionaron, negociaron o exigieron la independencia, en muchos países como culminación de procesos políticos y sociales nacionalistas previos.
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