¿Cómo se regulaban las ganancias para la corona española con la implementación del tabaco de José de Gálvez?
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Respuesta:
En pleno siglo XVII, cuando la Real hacienda estaba en bancarrota, surgió un proyecto trazado por el Conde-Duque para establecer una «red de erarios», que a pesar de su heterodoxa y criticada fórmula de lograr depósitos de dinero, le permitiera contar con liquidez en diferentes puntos del territorio1. Rechazado el proyecto por las Cortes castellanas, se debió recurrir a otros medios para salir de la crisis financiera. No por casualidad por entonces, se recurrió al tabaco, decretándose su estanco en España en 16362. El modo de recaudar a través de este monopolio era fácil y seguro. Dado el aumento de su demanda que se advertía en Europa, y también en España hacía previsible asegurar nuevos ingresos para el Real Erario. Además, España contaba a su favor con unas colonias en donde se cultivaba este fruto, en algunos casos, como el cubano, de gran calidad.
temprana como 1606, una real orden prohibía la siembra por 10 años; al poco tiempo, se limitó a 8 años, a condición de que solo se usara en el consumo interior y todos los excedentes fueran enviados a Sevilla…8 El propio Luxán recoge la prohibición del cultivo de tabaco, castigando con penas a quienes «fabriquen, siembren, introduzcan y usen tabaco que no sea de las Reales Fábricas.»9 Establecido el estanco en 1717, su gestión directa solo pudo aplicarse en 1760. Y, en torno a esa fecha, también se fueron implantando los estancos tabaqueros en América, dentro de las reformas borbónicas.
Tabaco americano: la articulación de la renta dentro del Imperio
11Decretado el estanco de tabaco en Cuba en 1717, pronto se sucedieron protestas, tanto por parte de los labradores como de los comerciantes. Los primeros estaban acostumbrados a proceder sin más limitaciones que las que imponían los cabildos. Con el estanco, solo podrían vender al monopolio, excluyéndose a cualquier comprador privado, y a los precios que determinara aquél15. La «revuelta de los vegueros», como se conoce esta protesta, estuvo asimismo apoyada por la oligarquía mercantil porque el estanco también iba en contra sus intereses. En su creación, el gobierno metropolitano debió tener en cuenta su capacidad de extraer beneficios fiscales y la voluntad de las élites locales de ceder recursos a cambio de beneficiarse económicamente de la protección político-ideológica del imperio español, que no siempre era fácil.16
12Tras un largo periodo en el que el sistema de contratas con particulares o compañías fue el que mayormente se impuso para las compras de tabaco en Cuba, en 1760, se ordenó la administración directa tal como se ha indicado. La Factoría de La Habana pasó a ser desde entonces, el organismo gestor del monopolio tabaquero en la Isla. Aunque la bibliografía sobre el estanco cubano es abundante, lo que aquí se trata es de resaltar es la concepción que tuvo el gobierno metropolitano al erigirlo. Al tabaco cubano se le asignó el papel de tabaco imperial, por las razones que se han apuntado. Y como tal, la Factoría que se estableció en 1760 en La Habana, tuvo como misión exclusiva adquirir tabaco de la Isla -se decía que toda la producción-, y abastecer a la metrópoli y colonias. En todo caso, sería desde la metrópoli desde donde se expidiera al exterior. Desde este punto de vista, Cuba se configuró exclusivamente como estanco productor. Los consumos locales eran cortos y la venta del tabaco en la Isla no proporcionaba un remanente, un «valor líquido», puesto que el tabaco vendido para el consumo local, solo debía cubrir el coste del fruto. De esta forma se entiende cómo, la Real hacienda nunca reclamó a Cuba «la renta líquida del tabaco» como lo hizo con otros estancos americanos, puesto que teóricamente, no se daba. Consecuentemente, la financiación para la adquisición del fruto debía ser externa y ajena a la Factoría. Visto así, es fácil comprender que, cuando faltaba aquélla, el situado novohispano, o su reducción, exponía al estanco a la inacción. Además, siendo la fábrica de Sevilla la beneficiaria principal del fruto cubano, el papel protagonista de tabaco imperial, quedó supeditado a surtir primero a la metrópoli y en segundo lugar a América. También se proyectó exportarlo a países extranjeros, pero partiendo de la metrópoli. A lo largo de su historia cambiaron las cantidades destinadas a España y a las colonias. Lo que no cambio fue su carácter de proveedor y su dependencia de recursos ajenos al establecimiento para su actividad.
Perú: un estanco para el consumo