¿Cómo se le llamo al conflicto que se dio entre los siglos VIII y IX, que
consistió en el enfrentamiento de dos grupos religiosos, por un lado los
iconoclastas (religiosos que querían prohibir el culto a las imágenes
(iconos)), por otro lado los iconódulos (quienes defendían la práctica de
rendirle culto a las imágenes)?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El iconoclasmo es, sin duda, uno de los grandes temas de la historiografía bizantina. Tanto es así que como señala Marie-France Auzépy1 el periodo en el que reinaron los emperadores de la dinastía isáurica es conocido como "el iconoclasmo", en lugar de tomar el nombre de la dinastía, como en los restantes periodos de la historia bizantina. Esto se debe a que las fuentes que contamos para el estudio del iconoclasmo fueron escritas por la Iglesia después del triunfo de la iconodulia. Esta presentó al siglo VIII como un momento violento y oscuro, realizó una verdadera damnatio memoriae contra los gobernantes bizantinos y sus seguidores. Los historiadores modernos se han hecho eco de la condenación eclesiástica contra los isáuricos. El problema central es explicar por qué León III puso en marcha el iconoclasmo y cuáles eran los aspectos de la religión iconoclasta. Ambos aspectos se vuelven complejos a causa del carácter propagandístico de los textos de los que disponemos.
Más allá de las posibles influencias judías o musulmanas en el surgimiento del iconoclasmo, Auzépy señala como aspecto central el temor de León III de la cólera divina, producida a causa de la idolatría del pueblo y que se manifestó, por ejemplo, en la explosión volcánica de Tera/Santorin en 726. El temor del emperador en última instancia era la desaparición del imperio a causa de la conquista musulmana, el enemigo real contra el que la dinastía isáurica tenía que luchar. El peligro de la caída del pueblo cristiano en la idolatría era para León III y Constantino V tan real como lo había sido en el pasado para el pueblo judío, con las consecuencias de derrota militar y cautividad en Oriente. El objetivo de los emperadores iconoclastas era calmar la ira de Dios. Por otra parte, hay que tener en cuenta que el iconoclasmo no es una invención salida de la mente de los emperadores isáuricos, sino que hay una larga tradición cristiana anicónica, alimentada en parte por las controversias contra los judíos de los siglos anteriores.
La religión iconoclasta es de difícil reconstrucción por el carácter fragmentario e iconódulo de las fuentes que nos quedan. En principio, se puede decir que tenía dos ejes centrales: la insistencia en el culto a la Santísima Trinidad y al espíritu santo, con una insistencia menor en la persona de Cristo, cuya encarnación justificaba para los iconódulos las representaciones. Por otra parte, el iconoclasmo privilegiaba a la iglesia y al clero antes que el culto de los santos y los monjes. En ese sentido la sacralidad recaía sobre la iglesia, en cuanto lugar en el que se realiza el sacrificio eucarístico (llevado a cabo por el clero secular). Esta característica es interesante puesto que acercaba el iconoclasmo a la religiosidad carolingia. Pero además implicaba la concentración de lo sagrado en el edificio eclesial y en la institución eclesiástica, mucho más fácilmente controlable por el emperador. Por lo contrario, en la religiosidad iconódulo lo sagrado no depende de una liturgia y del personal especialmente preparado para realizarla (el clero), sino que se basa en gestos de devoción individual
Explicación: