Cómo se iniciaron la secta de testigos de Jehová?
Cómo se realizó por la parte social y religiosa
Cuál es su origen?
Respuestas a la pregunta
Los testigos de Jehova tienen su origen en el siglo XIX, específicamente en el año 1879 (1). Su fundador fue Charles Taze Russell (1852-1916), comenzó como un grupo de personas que esperaban la venida de Dios pero al no darse entendieron que a presencia de dios era invisible, en ese entonces Russell decio formar la revista Zion's Watch Tower and Herald of Christ's Presence (hoy en dia La Atalaya).
En la parte religiosa y social, con Russell empezaron como un grupo pequeño pero ya en el año 1940 bajo el liderazgo del juez Rutheford, comenzaron a viajar y hacerse publicidad por todo el mundo, comenzaron a propagar su ideas con las gente; realizando en un principio propaganda callejera con literatura de ese entonces, y pasaron de ser un grupo pequeño a ser una de las sectas religiones mas grandes del mundo en la actualidad.
¿Son una secta los testigos de Jehová?No, los testigos de Jehová no somos una secta. Somos cristianos que hacemos lo posible por seguir los pasos de Jesús y vivir de acuerdo con lo que él enseñó.
¿Qué es una secta?
Hay distintas opiniones respecto a lo que es una secta. Veamos dos de ellas y por qué no puede calificarse de secta a los testigos de Jehová.
Para algunos, una secta es una religión nueva y que se aparta de lo tradicional. Los testigos de Jehová no nos inventamos una nueva religión. No hacemos más que seguir el modelo de los primeros cristianos y atenernos a sus enseñanzas, las cuales se exponen claramente en la Biblia (2 Timoteo 3:16, 17). Estamos convencidos de que son las Santas Escrituras las que deben establecer las reglas sobre cómo adorar a Dios.
Para algunos, una secta es un peligroso grupo de fanáticos que siguen a un líder espiritual. En primer lugar, los testigos de Jehová no seguimos a ningún hombre o mujer, pues acatamos las siguientes palabras que Jesús dirigió a sus discípulos: “Su Caudillo [o Líder] es uno, el Cristo” (Mateo 23:10).
Y lejos de ser peligrosa, la religión que practicamos nos beneficia a nosotros mismos y a la gente que nos rodea. Por ejemplo, el mensaje bíblico que llevamos ha ayudado a muchas personas a librarse del alcohol y las drogas. Además, como parte de nuestro ministerio, impartimos clases de alfabetización por todo el mundo, gracias a lo cual millones de personas han aprendido a leer y escribir. También realizamos labores de socorro dondequiera que ocurra un desastre. Nos esforzamos al máximo por hacer el bien a nuestro prójimo, tal como Jesús enseñó (Mateo 5:13-16).