¿como se gestionaba nuestras fuentes de agua en la colonia?
Respuestas a la pregunta
Hay que evitar que el ganado se meta a donde sale el agua del manantial, al lago o depósito de agua, porque puede ensuciarla con estiércol; se debe construir un estanque especial para que el ganado beba.
Es muy importante que nunca se ensucie el agua con restos de gasolina, petróleo y diésel, solventes, pinturas, barnices, grasas, medicinas o restos de curaciones. Son altamente tóxicos y persistentes.
Hay que darles mantenimiento a ríos, canales y manantiales por lo menos cuatro veces al año, al principio de cada estación, sacando la basura inorgánica, abriendo cauce al agua para que corra y no se quede encharcada y se descomponga.
Conviene mantener los alrededores de ríos y manantiales con la vegetación originaria del lugar, para que viva fauna silvestre y se regenere y conserve el ecosistema, para evitar la erosión e impedir que se tape el cauce.
Los agroquímicos pueden convertir el agua en un veneno para quien entre en contacto con ella: sean vegetales, animales o personas. Hay que evitarlos y nunca lavar ni llenar en manantiales, ríos ni lagos los aspersores que tengan restos de pesticidas, ni mucho menos tirar allí los envases.
En el caso de los ríos de temporal, es muy importante que los vecinos nos organicemos cada año, al terminar la temporada de lluvias, para tapar las pozas. El agua estancada puede convertirse en criadero de larvas de mosquito. Las pozas se pueden tapar con piedra, tierra y arena del mismo cauce.
Los organismos del gobierno deben incluir en sus programas mandar a hacer, por lo menos 2 veces al año, al principio de la primavera y del otoño, un análisis de calidad del agua. Y luego deben informar a la comunidad sobre estos resultados.
Fuente: Las aguas jabonosas. Instituto Carlos Slim de la Salud, A.C. México. 2012.
Respuesta:
En la época de la colonia (1810) el agua provenía de los arroyos llamados Terceros, de lugares distantes de Buenos Aires y, la mayor, parte se extraía de las orillas del Río de la Plata. No quedaba, pues, otro remedio que beber y guisar con agua del río, y esa era la que se usaba, comprándola a los aguateros.