Cómo se Forman los Fósiles?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El proceso que da lugar a la producción de un fósil se denomina fosilización y, a pesar de lo que pueda pensarse, es extremadamente raro. Este proceso implica la incorporación de restos orgánicos desde la biosfera a la litosfera. Para que eso ocurra tienen que producirse una serie de cambios físicos y químicos muy complejos.
En muchas ocasiones se cree que para que se produzca un fósil ha tenido que morir un organismo, pero no siempre es así, ya que los fósiles son también evidencias de la actividad biológica de organismos que vivieron en el pasado. Existen, por ejemplo, fósiles de huellas de desplazamientos. Para que se produjesen las famosas ignitas o huellas fósiles de dinosaurios que hoy en día encontramos en múltiples yacimientos de la Península Ibérica, los dinosaurios no tuvieron que morir. También existen los coprolitos que son restos fecales fosilizados. O las cáscaras de huevos fósiles.
Por lo que se refiere a los fósiles de organismos, normalmente los tejidos blandos desaparecen al quedar a la intemperie a merced de las condiciones meteorológicas. Sin embargo, en un medio reductor, es decir, en el que no haya oxígeno, incluso los tejidos y estructuras más delicadas pueden llegar a preservarse. Este hecho puede ocurrir, por ejemplo, en un lago o en grandes profundidades marinas donde el contenido en oxígeno es muy bajo.
Pero lo que habitualmente queda preservado son los restos de organismos que tienen esqueleto, bien endoesqueleto, que es interno como el nuestro, o exoesqueleto, que es externo como es el caso el de las conchas de los bivalvos, entre los que se encuentran mejillones u ostras.
El proceso de formación básico de la mayor parte de los fósiles se basa en el enterramiento: un enterramiento rápido bajo toneladas y toneladas de barro permiten aislar rápidamente los restos orgánicos de muchos de los elementos que podrían deteriorarlos con el tiempo: lluvias, carroñeros, etc. Y todos estos elementos deben ser inutilizados si queremos que los restos orgánicos se puedan conservar durante millones de años para luego pasar a nuestros museos. A esta fase inicial de enterramiento le sigue una lenta fase de mineralización de las partes orgánicas donde no solo se pueden conservar huesos, sino que con un poco de suerte incluso se pueden fosilizar las partes blandas del organismo y otras estructuras como plumas.
Explicación:
Hay varias maneras por las que puede darse la formación de un fósil.
Sedimentación. Cuando un animal o un insecto muere los sedimentos acaban enterrando sus restos, especialmente su exoesqueleto, que es lo más resistente al tiempo. Para que este exoesqueleto se conserve sin modificaciones a lo largo de millones de años será menester que la sedimentación se produzca lo antes posible. Un desplazamiento de tierra temprano es una buena opción para que esto suceda.
Fundición. Esta forma de fosilización origina sobre todo moldes de impresiones en negativo de los organismos. Estas impresiones pueden ser exteriores o interiores y sobre todo han conservado conchas de distintos animales hasta nuestros días.
Mineralización. El agua también puede conservar un cuerpo, para ello lo ideal sería que el ser vivo al morir se precipitara al agua o desfalleciera ya en ella. Muchos de los organismos habitantes en el agua pueden comerse las partes exteriores del cuerpo pero no el duro esqueleto.
Carbonización. Por todos es sabido que la vida se basa en carbono, por lo que esta también es una forma de fosilización. Las sustancias volátiles como el oxígeno y el hidrógeno que acumulan los cuerpos de los seres vivos se pierden y perdura una capa de carbono que será la encargada de conservar los restos del organismo en forma de huella.