como se dio la revolución de la cartografía?
Respuestas a la pregunta
Supongo que la mayoría de las revoluciones que ha vivido la humanidad están directamente relacionadas con los avances tecnológicos: desde la primera, que podría ser el paso de la Edad de Piedra a la de los Metales, hasta la última, que es, sin duda, la provocada por Internet. Las revoluciones cambian la forma de ver el mundo, de ahí la estrecha relación entre estas y las cartografías.
El Estado mismo, la nación como territorio político y social, fue la primera cartografía a la que me enfrenté en la videoanimación Pantone-500+2007. En ella se muestra el mapa político del mundo desde el año 500 a. C. hasta el 2007, cuando acabé la obra. En esta animación solo aparecen colores, no hay nombres ni referencias de océanos o continentes, apenas colores que representan Estados y que según van cambiando de tamaño y de tono, sabemos que algo ocurre en la historia, normalmente una guerra, una invasión o apenas un matrimonio o una compra de terrenos. De lo que sí podemos estar seguros es de que cada movimiento es un cambio histórico. Cada año está representado por un segundo y, por lo tanto, la duración total del video es 41’7”. Se trata de una gran composición de colores que nos lleva desde los olmecas, los griegos, los aqueménidas… hasta hoy, y nos hace sentir la fugacidad del tiempo y la relatividad del espacio.
Los historiadores han definido el concepto nación (aunque recientemente se lo estén replanteando) como un territorio bien demarcado, con un gobierno estructurado, leyes escritas y expresiones culturales. Ciñéndonos a esta definición, las naciones aparecen y desaparecen con el paso del tiempo; las civilizaciones se suceden unas a otras, y el concepto nación se va extendiendo sobre un plano vacío, comosi el nacionalismo fuera en realidad algún tipo de organismo viral.
La historia de la cartografía abarca el estudio de la producción y uso de mapas y otras obras cartográficas, como globos o itinerarios, desde la Prehistoria hasta nuestros días.
Las primeras de la cartografía fueron escritas en el siglo XVIII por cartógrafos europeos que presentaban los mapas de su tiempo como la culminación de un largo proceso histórico de perfeccionamiento técnico. Esta visión positivista permaneció en vigor hasta la segunda mitad del siglo XX. Durante ese tiempo, el interés por los mapas antiguos provino esencialmente de tres colectivos: geógrafos e historiadores, que trataban de extraer información sobre acontecimientos pasados plasmados en mapas; archiveros y bibliotecarios, que buscaban dar a conocer los fondos de sus instituciones, y coleccionistas y vendedores que participaban en un lucrativo negocio.1
Desde mediados del siglo XX y, sobre todo, durante la década de los 80's, tuvo lugar un cambio de paradigma en el estudio de los mapas antiguos, sobre todo en el mundo anglosajón. Académicos como David Woodward y J.B. Harley llamaron la atención sobre cuestiones que hasta entonces habían pasado desapercibidas, por ejemplo el estudio de los mapas antiguos como objetos físicos, fruto de cierto proceso de producción; o la inevitable carga ideológica que acompaña a cada mapa y que a menudo no aparece de manera explícita.1 Este nuevo paradigma cristalizó en el proyecto de una historia monumental de la cartografía, en inglés, cuyo primer volumen fue publicado en 1987 y que actualmente (2020) todavía no ha sido finalizada.2