Historia, pregunta formulada por melaarmy, hace 1 año

¿Cómo se desarrolló la Doctrina Monroe en Cuba? ​

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Contestado por carolina2974
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Espero que te ayude :"v

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Contestado por nicotupatron00
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El anuncio de la Doctrina Monroe y la relación con Cuba

Publicado el 18 mayo, 2015 • 7:37 por Francisca Lopez Civeira

Doctrina-MonroeEl año 1823 fue muy importante en la definición de la política de Estados Unidos respecto a América Latina, cuando estaba en fase de culminación el proceso independentista de las antiguas colonias españolas del continente. En momentos en que se hacía evidente que solo las islas antillanas de Cuba y Puerto Rico quedaban en manos hispanas, el país del Norte sentía la necesidad de establecer las líneas de su actuación. Por tanto, quedaría definida la política hacia la tierra cubana con la llamada “política de la fruta madura” en abril de ese año, mientras para los finales del mismo se haría el anuncio público de lo que se conoce como “Doctrina Monroe” y que ha llegado hasta nuestros días como una línea básica de política exterior en aquel país. Sin embargo, podríamos preguntarnos ¿qué relación tuvo aquel enunciado con la situación cubana? Veamos este asunto

Se conoce por los estudiosos del tema que el 20 de agosto de 1823 Lord Canning, ministro de Relaciones Exteriores británico, envió una carta confidencial al ministro estadounidense en Londres en la cual proponía una declaración conjunta con el argumento de evitar el peligro de una invasión de la Santa Alianza y Francia en América, en la circunstancia de la pérdida del mundo colonial espaňol y de la restauración del absolutismo en la península de la mano de los ejércitos franceses. Los puntos que contendría esa declaración serían los siguientes:

Consideramos imposible para España la reconquista de sus colonias.

Consideramos que el reconocimiento a las mismas como Estados independientes es cuestión de tiempo y circunstancias.

No estamos dispuestos en manera alguna a crear ningún obstáculo para que dichas colonias y España lleguen a un arreglo.

Nosotros no abrigamos intención de posesionarnos de ninguna parte de ellas.

No podemos ver con indiferencia la cesión de alguna parte de ellas a cualquier otra potencia

Esta proposición, sin duda, resultado de los intereses y contradicciones del imperio inglés con otros países europeos y de la prevención ante la posible ambición estadounidense, fue discutida en el Gabinete del presidente James Monroe (1817-1825) y, mientras se deliberaba y tomaba una decisión, se produjeron consultas que revelan el verdadero fondo de lo que se estaba tratando. Sin embargo, resulta de interés para considerar la respuesta que habría de darse, conocer la manera en que el presidente Monroe, anteriormente secretario de Estado, veía a la isla de Cuba y su relación con Estados Unidos, lo cual expresó en una carta a Thomas Jefferson, el ex presidente norteňo:

(…) nosotros debemos, si es posible incorporarla [a Cuba] dentro de nuestra Unión, aprovechándonos del momento más favorable para ello, esperando también que esto llegue cuando pueda ser hecho sin una ruptura con Espaňa o cualquier otro poder. Considero a Cabo Florida y Cuba formando la boca del Mississippi y otros ríos que desembocan en el Golfo de México dentro de nuestros límites como el propio Golfo y en consecuencia su adquisición para nuestra Unión sería de la mayor importancia para nuestra tranquilidad interna, tanto como para nuestra prosperidad y engrandecimiento (…).[1]

Tales consideraciones estarían en la evaluación que se haría de la propuesta de Canning, aunque también se recurrió a consultas, como la que se hizo al propio Jefferson quien respondió con absoluta claridad acerca de los intereses norteamericanos en aquella circunstancia:

(…) Primero tenemos que preguntarnos nosotros mismos una cuestión. ¿Deseamos adquirir para nuestra confederación alguna o más de las provincias espaňolas? Yo cándidamente confieso que siempre he mirado a Cuba como la más interesante adición que pudiera ser jamás hecha a nuestro sistema de estados. El control que, junto con el punto de la Florida, esta isla nos daría sobre el Golfo de México y los países y el istmo que lo bordean, al igual que todas las aguas que fluyen hacia él, colmarían la medida de nuestro bienestar político (…).[2]

Para Estados Unidos estaba presente ese interés, mostrado desde prácticamente su independencia, pero ahora también había que tomar en consideración a los británicos pues se trataba de una potencia con fuertes intereses en el Caribe. La propuesta inglesa hablaba del peligro de la Santa Alianza europea: lo cual no fue desmentido por los Estados Unidos; sin embargo, el secretario de Estado John Quincy Adams, anotaría en su diario su verdadero pensamiento en torno a esto. Según Adams, había tanta posibilidad de que:

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