como se contamina el agua de la costa, sierra y selva
Respuestas a la pregunta
Cuando iniciamos la intervención en las comunidades rurales dispersas, un economista experto en saneamiento rural comentó: “Será como saber a qué temperatura hace fiebre un marciano”. El comentario se refería a lo poco que en realidad conocemos de las comunidades rurales dispersas, sus formas de vida, las razones que les motivan a permanecer en lugares a nuestra vista inhóspitos, y cómo sobreviven ante la ausencia de servicios de agua y saneamiento.
Es importante distinguir el concepto de servicio y de solución segura, ya que son comunidades que cuentan con algún tipo de acceso a los mismos, aunque por debajo de los estándares mínimos.
En este contexto, el equipo encargado del proyecto de llevar agua y saneamiento seguros a comunidades remotas en las tres zonas geográfica del Perú se impuso la tarea de aprender y desaprender. Lo primero fue buscar y entender la (poca) bibliografía sobre el sector agua y saneamiento en zona rurales dispersas, de escuchar a expertos, de generar un proceso reflexivo que nos llevara a proponer soluciones técnicamente viables, socialmente capaces de responder a la demanda local y con la enorme expectativa de todos de ser sostenibles.
El concepto de sostenibilidad encierra un conjunto de procesos, varias dimensiones (técnica, social, ambiental, institucional y financiera) y es especialmente complejo en el contexto rural disperso. En Perú, por población dispersa nos referimos a asentamientos con menos de 150 habitantes, en proceso de cohesión o consolidación territorial. En 2007 se estimaba que existían cerca de 81,000 comunidades en esta categoría, en conjunto con cerca de 3 millones de habitantes.
Así, el proyecto piloto Acceso a Agua y Saneamiento a Comunidades Rurales Dispersas, financiado con un millón de dólares de fondos de Aquafund y ejecutado por Care Perú, seleccionó tres comunidades rurales dispersas en las provincias de Piura, Ancash y Ucayali, pertenecientes a la costa, sierra y selva del Perú, respectivamente.
En la sierra, en las comunidades de Nueva Cucungará, Romatambo y Atahualpa de Tabacoa se desarrollaron proyectos piloto, con el objetivo último de que esta experiencia impactara en futuras políticas públicas para abordar con mayor confianza la inversión del Estado en las comunidades rurales dispersas y cumplir con la anhelada universalización de los servicios de agua y saneamiento, de enorme desafío operacional.
Decidimos seguir el esquema de formulación del sector público: primero desarrollar el perfil, luego el expediente, la ejecución de obra, el componente técnico, social y de gestión. Para dar más veracidad a la realidad de cada zona, desarrollamos el proyecto con contratistas locales y mediante administración directa en un seudonúcleo ejecutor. Esta aventura de aprendizaje siempre fue cuesta arriba, con grandes satisfacciones y lecciones a cada paso.
Por un lado, en general la dotación de servicios de agua está pensada para el consumo humano y los diseños de los proyectos responden a esta lógica prioritaria. Sin embargo, en zonas de estrés hídrico como Nueva Cucungará, donde las fuentes de agua son subterráneas, el consumo humano convive con las necesidades de la ganadería extensiva de cabras y la apicultura artesanal en la zona, como parte del ecosistema productivo familiar