¿Como se comercializan las esmeraldas en Colombia?
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En la comercialización, la informalidad ha sido una característica predominante durante mucho tiempo dentro del mercado de las esmeraldas en Colombia, sin embargo hoy se pueden encontrar asociaciones que agremian a comerciantes de dicha piedra como ASOCOESMERAL, que hace parte de FEDESMERALDAS, la cual propende por la expansión y formalización del mercado tanto a nivel nacional como internacional.
Pero la característica determinante de la comercialización de la piedra, bien sea de manera informal o perteneciendo a alguna asociación de comerciantes, es que la negociación se hace “in situ”, es decir, en el lugar donde se le observa y luego de un complejo análisis que va desde la impresión general que da la piedra hasta las más profunda e irrepetibles huellas de la misma. Todo esto hace que la compra y venta de esmeraldas sea un negocio particularmente diferente a cualquier otro, pues no sólo es la presencia a la hora de hacer la transacción, sino también, la experiencia que se debe tener para lograr asegurar que se está frente a una verdadera y legítima gema.
Cobra vital importancia, asimismo, el valor otorgado a la palabra por parte de los comerciantes de la esmeralda (es quizás el ámbito comercial donde mayor impacto tiene la misma), ya que la dinámica de dicho mercado implica que el buen nombre del comerciante sea un referente a seguir, a la hora de escoger con quien hacer negocios, y ese buen nombre se logra con el cumplimiento y buen manejo de las relaciones comerciales, logrado con la efectividad de las negociaciones, pero más allá de esta última, con la veracidad del producto como tal, que se está comerciando.
Ese buen nombre o buena reputación, son la garantía que tiene el comprador de una esmeralda, al momento de realizar una transacción, tendiendo en cuenta, además, que en este negocio no existen las garantías escritas ni cartas de crédito comercial o stand by, entre otras, convirtiéndolo en altamente riesgoso y particular a su vez, por el gran volumen de dinero que gira en torno al mismo, haciendo la salvedad de que como en todo mercado, en el de las esmeraldas, existen piedras de todos los valores pensados, esto debido a la diversidad de las mismas.
El escenario más frecuente o en el que generalmente se dan a conocer las gemas para comerciarlas, aparte de los locales comerciales habituales, son las llamadas ferias de joyería, que pueden ser tanto nacionales como internacionales, pero que finalmente funcionan de manera similar. Son un conjunto de stands o puestos en donde se exhiben las piedras y donde los compradores llegan a realizar los negocios sobre las mismas y, como se ha mencionado, el negocio se hace en ese mismo lugar, donde se están observando, motivo por el cual, es de vital importancia el acompañamiento de las autoridades de policía, debido al gran flujo de dinero en efectivo que se presenta, pues el mismo puede no solo en Colombia, sino en todo el mundo observarse como sospechoso.
Visto así el panorama general de la comercialización de las esmeraldas, se podría cuestionar qué sucedería, si cuando en alguna transacción o negocio con éstas piedras, se llegare a incumplir o deshonrar la palabra, bien sea porque la piedra no tenía las características que decían tener o porque en realidad no era una esmeralda legítima, sino por el contrario fuera una lograda sintéticamente. En éste caso, especialmente en el ámbito colombiano, la formalización lograda por medio de ASOCOESMERAL y FEDESMERALDAS, ha conllevado a la consolidación de un sistema de sanciones que efectivamente se hacen cumplir. Ejemplo, es el caso de una comerciante que dijo vender una esmeralda de 18 kilates cuando en realidad era de 16, situación en la cual, luego de corroborar que efectivamente la piedra era de menor kilataje, le fueron ofrecidas disculpas al comprador y se le devolvió el dinero, y a la vendedora, se le siguió un procedimiento por parte de ASOCOESMERAL, que concluyó con la imposición de una sanción consistente en no poder participar en algunas ferias de joyería subsiguientes.
Pero la característica determinante de la comercialización de la piedra, bien sea de manera informal o perteneciendo a alguna asociación de comerciantes, es que la negociación se hace “in situ”, es decir, en el lugar donde se le observa y luego de un complejo análisis que va desde la impresión general que da la piedra hasta las más profunda e irrepetibles huellas de la misma. Todo esto hace que la compra y venta de esmeraldas sea un negocio particularmente diferente a cualquier otro, pues no sólo es la presencia a la hora de hacer la transacción, sino también, la experiencia que se debe tener para lograr asegurar que se está frente a una verdadera y legítima gema.
Cobra vital importancia, asimismo, el valor otorgado a la palabra por parte de los comerciantes de la esmeralda (es quizás el ámbito comercial donde mayor impacto tiene la misma), ya que la dinámica de dicho mercado implica que el buen nombre del comerciante sea un referente a seguir, a la hora de escoger con quien hacer negocios, y ese buen nombre se logra con el cumplimiento y buen manejo de las relaciones comerciales, logrado con la efectividad de las negociaciones, pero más allá de esta última, con la veracidad del producto como tal, que se está comerciando.
Ese buen nombre o buena reputación, son la garantía que tiene el comprador de una esmeralda, al momento de realizar una transacción, tendiendo en cuenta, además, que en este negocio no existen las garantías escritas ni cartas de crédito comercial o stand by, entre otras, convirtiéndolo en altamente riesgoso y particular a su vez, por el gran volumen de dinero que gira en torno al mismo, haciendo la salvedad de que como en todo mercado, en el de las esmeraldas, existen piedras de todos los valores pensados, esto debido a la diversidad de las mismas.
El escenario más frecuente o en el que generalmente se dan a conocer las gemas para comerciarlas, aparte de los locales comerciales habituales, son las llamadas ferias de joyería, que pueden ser tanto nacionales como internacionales, pero que finalmente funcionan de manera similar. Son un conjunto de stands o puestos en donde se exhiben las piedras y donde los compradores llegan a realizar los negocios sobre las mismas y, como se ha mencionado, el negocio se hace en ese mismo lugar, donde se están observando, motivo por el cual, es de vital importancia el acompañamiento de las autoridades de policía, debido al gran flujo de dinero en efectivo que se presenta, pues el mismo puede no solo en Colombia, sino en todo el mundo observarse como sospechoso.
Visto así el panorama general de la comercialización de las esmeraldas, se podría cuestionar qué sucedería, si cuando en alguna transacción o negocio con éstas piedras, se llegare a incumplir o deshonrar la palabra, bien sea porque la piedra no tenía las características que decían tener o porque en realidad no era una esmeralda legítima, sino por el contrario fuera una lograda sintéticamente. En éste caso, especialmente en el ámbito colombiano, la formalización lograda por medio de ASOCOESMERAL y FEDESMERALDAS, ha conllevado a la consolidación de un sistema de sanciones que efectivamente se hacen cumplir. Ejemplo, es el caso de una comerciante que dijo vender una esmeralda de 18 kilates cuando en realidad era de 16, situación en la cual, luego de corroborar que efectivamente la piedra era de menor kilataje, le fueron ofrecidas disculpas al comprador y se le devolvió el dinero, y a la vendedora, se le siguió un procedimiento por parte de ASOCOESMERAL, que concluyó con la imposición de una sanción consistente en no poder participar en algunas ferias de joyería subsiguientes.
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