Como se activan los sentidos en una realidad virtual
Respuestas a la pregunta
realidad virtual es parte de nuestra cultura popular desde hace décadas: pueden recordarse, por ejemplo, películas como El hombre del jardín, basada en un libro de Stephen King, o The Matrix y, más recientemente, Ready Player One de Steven Spielberg. Esta tecnología tuvo sus comienzos con el Sensorama, el primer dispositivo multimedial inventado en el año 1957, que consistía en una cabina en la cual se podían proyectar imágenes estereoscópicas, inyectar olores, ventiladores oscilantes y audio. Aunque hoy parezca de una simpleza absoluta, fue algo increíblemente moderno e innovador para la época.
Sensorama
Paralelamente al sensorama, la empresa Philco inventó el primer dispositivo para colocar en la cabeza (HMD: Head Mounted Display) llamado Headsight. En este caso, lejos de la diversión, servía para que pilotos de helicóptero pudieran ver sus alrededores con visión nocturna. Recién en la década de 1980, la NASA comenzó a usar HMDs en programas de investigación acerca de la interacción humano-máquina (HCI: Human Computer Interface).
En 1990, la realidad virtual tuvo su primer roce con la masividad gracias al sistema Virtuality, que podía encontrarse, incluso en Argentina, en locales de videojuegos. Estas experiencias fueron las que por primera vez permitieron al público en general vivir algo que sólo se logra con realidad virtual: el transportarse en el espacio sin moverse del lugar donde uno está. Aquí radica lo atrapante de ésta tecnología y el potencial que tiene a futuro.
Presencia versus Inmersión
Cuando vamos al cine y nos metemos en una película decimos que estamos inmersos. Las imágenes y sonidos que percibimos tienen la potencia suficiente para crear cierto sentido de realidad en nuestras mentes, que nos permite empatizar con los personajes y hasta sentir de cierta manera lo que se nos está transmitiendo. Así y todo, seguramente nadie diga al salir de ver la última película de Batman que estuvo las últimas 2 horas en Ciudad Gótica.
La diferencia entre inmersión y presencia radica en el hecho de que en un entorno de realidad virtual, nuestros sentidos perciben el mundo sintético que lo rodea de una manera análoga a aquella con la que percibimos el “mundo real”, lo cual produce un efecto de transporte subjetivo. En definitiva, se está “engañando” a nuestro cerebro para que interprete que estamos en un entorno cuando físicamente estamos en otro.
Explicación: