¿Cómo Salomón demuestra su amor a Dios
Respuestas a la pregunta
Salomón (1015–931 Antes de Cristo) fue el tercer y último monarca del reino unido de Israel. Justo y sabio, ejerció el poder en el vasto territorio de la Mesopotamia, entre los ríos Éufrates y Tigris, durante casi cuatro décadas (965 a 928). Etcétera…
Con perdón de los lectores, esta ficha de manual escolar poco y nada dice sobre la colosal figura del rey Salomón… de quien poco y nada se sabe, excepto tres cosas: que sus juicios eran salomónicos (Perogrullo), que ordenó partir en dos a un bebé, y que tenía fabulosas minas… según las diez películas que desde 1909 se han filmado acerca de ese tema.
Por cierto, no falta el bromista de barrio –o del centro– que dice: "Era un tipo con muchas minas", aludiendo al sexo femenino. Pues bien: no se equivoca. El lunfardo lo ayuda: Salomón, según la Biblia y otros remotos escritos, tuvo un harén de… ¡setecientas mujeres! Suficiente para construir el mito de su sobrehumana virilidad…
Dicho esto, entremos en su vida, su poder, sus luces y sus sombras.
Segundo hijo del rey David y de su mujer, Betsabé, ocupó el trono antes de la muerte de su padre para destronar a su hermanastro Adonías, que se proclamó rey y lo pagó muy caro: con su vida, por orden de Salomón.
En vidas semejantes, pasados tres mil años, la verdad, la leyenda y la fábula se mezclan en torbellino. Al parecer, en un sueño, Jehová apareció ante Salomón y le preguntó: "¿Qué quieres que te dé? Y dijo Salomón: "Jehová, mi Dios, soy muy joven y no sé cómo gobernar. Por eso, dame sabiduría".
Y respondió Jehová: "Porque has pedido sabiduría y no larga vida ni riquezas, te daré más sabiduría que a cualquiera que haya vivido hasta ahora, y además te daré riquezas y gloria".
Y así fue. Político nato, dividió su territorio en doce distritos, cada uno con su jefe: una concepción moderna…, reforzada por ciudades–granero para almacenar provisiones. Eran tiempos de feroces guerras y ávidas invasiones y conquistas, pero Salomón fue todo lo contrario de un rey belicoso.
En cambio, sí un sagaz diplomático que selló tratados de intercambio con estados vecinos. Es verdad histórica que uno de ellos le permitió recibir enormes cantidades de madera –los famosos cedros del Líbano– para sus fastuosas construcciones.Salomón (1015–931 Antes de Cristo) fue el tercer y último monarca del reino unido de Israel. Justo y sabio, ejerció el poder en el vasto territorio de la Mesopotamia, entre los ríos Éufrates y Tigris, durante casi cuatro décadas (965 a 928). Etcétera…
Con perdón de los lectores, esta ficha de manual escolar poco y nada dice sobre la colosal figura del rey Salomón… de quien poco y nada se sabe, excepto tres cosas: que sus juicios eran salomónicos (Perogrullo), que ordenó partir en dos a un bebé, y que tenía fabulosas minas… según las diez películas que desde 1909 se han filmado acerca de ese tema.
Por cierto, no falta el bromista de barrio –o del centro– que dice: "Era un tipo con muchas minas", aludiendo al sexo femenino. Pues bien: no se equivoca. El lunfardo lo ayuda: Salomón, según la Biblia y otros remotos escritos, tuvo un harén de… ¡setecientas mujeres! Suficiente para construir el mito de su sobrehumana virilidad…
Dicho esto, entremos en su vida, su poder, sus luces y sus sombras.
Segundo hijo del rey David y de su mujer, Betsabé, ocupó el trono antes de la muerte de su padre para destronar a su hermanastro Adonías, que se proclamó rey y lo pagó muy caro: con su vida, por orden de Salomón.
En vidas semejantes, pasados tres mil años, la verdad, la leyenda y la fábula se mezclan en torbellino. Al parecer, en un sueño, Jehová apareció ante Salomón y le preguntó: "¿Qué quieres que te dé? Y dijo Salomón: "Jehová, mi Dios, soy muy joven y no sé cómo gobernar. Por eso, dame sabiduría".
Y respondió Jehová: "Porque has pedido sabiduría y no larga vida ni riquezas, te daré más sabiduría que a cualquiera que haya vivido hasta ahora, y además te daré riquezas y gloria".
Y así fue. Político nato, dividió su territorio en doce distritos, cada uno con su jefe: una concepción moderna…, reforzada por ciudades–granero para almacenar provisiones. Eran tiempos de feroces guerras y ávidas invasiones y conquistas, pero Salomón fue todo lo contrario de un rey belicoso.
En cambio, sí un sagaz diplomático que selló tratados de intercambio con estados vecinos. Es verdad histórica que uno de ellos le permitió recibir enormes cantidades de madera –los famosos cedros del Líbano– para sus fastuosas construcciones.