Religión, pregunta formulada por nymphadora22, hace 2 meses

CÓMO PUEDO ESCUCHAR LA VOZ DE DEL ESPÍRITU SANTO? DOS EJEMPLOS


CUÁLES SON LAS INTERFERENCIAS QUE NO NOS DEJAN ESCUCHAR LA VOZ DEL ESPÍRITU SANTO? 2 EJEMPLOS.

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Respuestas a la pregunta

Contestado por XxNeivaUwUxX
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  1. Aprendiendo a escuchar la voz de Dios

  1. Pase tiempo de calidad con Dios. Una de las mejores maneras de comenzar a aprender a escuchar la voz de Dios es pasar tiempo de calidad con él todos los días. ...
  2. Medita en las Escrituras. ...
  3. Haz preguntas, luego escuche. ...
  4. Obedezca. ...
  5. Invita a Dios a todas las áreas de tu vida.

CUÁLES SON LAS INTERFERENCIAS QUE NO NOS DEJAN ESCUCHAR LA VOZ DEL ESPÍRITU SANTO?

El silencio exterior  

“Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de CERRAR LA PUERTA, ora a tu Padre que está allí, en lo secreto…” (Mt 6, 6).

Muy difícilmente escucharemos a Dios si estamos sumergidos en un contexto caótico lleno agitación, de palabrería y de dispersión. Es importante el silencio de la lengua, de los medios de comunicación, de cosas y de personas.

Este silencio es el más fácil, basta con internarse en un bosque, estar en la cima de una montaña, entrar en una capilla solitaria, etc.

El silencio interior  

El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Es importante conocer los ruidos que también podríamos llamar «interiores» para superarlos en la serenidad.

Estos son ruidos tremendos que no nos permiten el encuentro con Dios en la oración, ya sea comunitaria (verbal, litúrgica) o –con mayor razón- personal (oración mental: contemplación, meditación).

Son ruidos silenciosos que, aunque no salgan a flote, anidan en la profundidad de la persona. Son ruidos que, incluso, a la larga nos van enfermando. Recordemos algunos:

1. El ruido del odio

Este sentimiento hace inviable la oración, pues la persona no tiene vida espiritual o vida de Dios pues prescinde del otro. Bien lo dice san Juan: “Todo el que aborrece a su hermano es un asesino” (1 Jn 3, 15).

2. El ruido de la crítica a Dios

Cuando le reprochamos a Dios lo malo que nos pasa o vemos. Este ruido silencioso nos hace callar al ser una actitud de reproche, crea distancias y elimina deseos de diálogo con Dios. Con un sentimiento de disgusto contra Dios se impide entablar un diálogo sereno.

3. El ruido del rencor

El enfado por algo o contra alguien, si no se elimina a tiempo, se puede convertir en rencor. Este ruido es negativo hasta para la salud física y psicológica. Aquí conviene recordar que una condición previa para la oración es tener un corazón reconciliado (Mateo 5, 24).

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4. El ruido del orgullo

Este ruido silencioso es exceso de amor propio, un amor hacia los propios méritos por lo que la persona se cree superior a las demás o no necesitada de Dios.

5. El ruido de la envidia

Este ruido silencioso hace que no se alabe a nadie ni se hable bien de alguien. Es un ruido que desconoce los propios talentos negando la acción de Dios en la propia vida, esto crea tensión contra Él.

6. El ruido del miedo

Impide confiar en Dios y en su providencia. Incluso se cree que a Dios no le importamos.

7. El ruido de las preocupaciones

Estas circunstancias absorben la atención. No hay la debida cercanía con Dios, hay incomunicación pues las preocupaciones generan inquietud.

8. El ruido de la debilidad

Es prácticamente el silencio de la impotencia. Se cree que la oración no es posible, o que es ineficaz. No se sabe qué hacer o decir en la oración y se decide no hacerla.

9. El ruido de la acomodación en el pecado

El recuerdo del propio pecado y/o la complacencia o la instalación en el mismo es un ancla que nos impide elevarnos a Dios, o sintonizarnos con Él.

10. El ruido de la vanidad

La inclinación a amoldarnos a la mentalidad del mundo y a sus frivolidades acaparan la atención y hacen que la oración sea inviable al no considerarla algo prioritario en la vida.

11. El ruido del propio pasado personal

Un pasado en el que no se ha tenido experiencia ni de Dios ni de oración. Además el recuerdo de los errores del pasado crea un desasosiego e inquietud interior.

12. El ruido de las fantasías

Una imaginación desbordada que no se controla genera fantasías de todo tipo que impiden escuchar la voz de Dios.

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