Ciencias Sociales, pregunta formulada por gaga7891237, hace 3 meses

Cómo puede la moral ayudar a la vida en comunidad y cómo ayuda a la construcción de tu vida.

Respuestas a la pregunta

Contestado por vickyquijije18
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Respuesta:

Nuestra época actual, plagada de idas y venidas, en medio de los

quehaceres de la vida cotidiana, hace que nos introduzcamos en un mundo

donde no hay un lugar para preguntarnos si lo que hacemos está bien o

mal, si responden a un parámetro ético o no, si nos perjudicamos a nosotros

mismos o al prójimo, si nos conviene un determinado comportamiento o no

y si aceptamos impunemente lo que ocurre a nuestro alrededor.

La vida cotidiana no nos deja pensar incluso, si las pequeñas cosas

que hemos cometido adquieren un cariz de moralidad, amoralidad o

inmoralidad. Por eso, se hace necesaria la pregunta en determinados

momentos de nuestras vidas que nos permitan esta opción. La educación

juega un papel preponderante en este asunto, dado que lo que asimilamos

en el hogar y en la escuela constituirá el punto a partir del cual podamos

cuestionar nuestros actos.

La moral individual no opera sólo en el individuo dejando al margen

el aspecto social, sino que ambos están concatenados y se retroalimentan

mutuamente. Dicho en otros términos, si la moral individual compromete lo

social no se puede pensar en un acto individual que no trascienda a la esfera

social y tenga un efecto sobre ella.

Aristóteles (2002) desarrolló toda una teoría de la virtud que se

adquiere por hábito hasta llegar al “justo medio de eminencia”. Este justo

medio no se calcula matemáticamente sino que es fruto de la phronesis o

prudencia del hombre que lo pone en práctica. Así por ejemplo, un individuo

decide no renunciar a su empleo aun sabiendo que sus compañeros lo han

hecho por mostrar ciertos desacuerdos con el sindicato de trabajadores.

Muchos lo acusarán de traidor, pero podemos entender que incluso en

este caso se aplicó la phronesis, dado que del sueldo que recibe depende la

manutención de su familia, siendo para él difícil ubicarse en otro puesto de

trabajo. El justo medio entre dos extremos que pecan por exceso o defecto

es lo que lo llevó a esa decisión.

No se trata de que el fin justifique los medios, sino de una medida

cautelosa que no compromete el bienestar de quienes dependen de él.

Es una cuestión difícil de calificar teniendo en cuenta las futuras y

posibles consecuencias que esto le pueda traer, pero en la vida cotidiana es

lo que entendió por una decisión moralmente correcta según el momento

que le tocó vivir. Aquí vemos claramente cómo una decisión individual

compromete el ámbito social, ya sea para bien o para mal.

81 PERSONA Y FAMILIA N° 07 2018

Revista del Instituto de la Familia

Facultad de Derecho

La moral de la vida cotidiana y su

Miryam Falla De Güich relación con las preguntas éticas

1 Esta figura aparece cuando diferentes culturas arraigadas en la fuerza de la costumbre irrumpen con soluciones que

pueden llegar hasta el hecho de hacer justicia por uno mismo o por el propio pueblo. Esto nos recuerda cuando en

la localidad de Ilave, Puno, los lugareños mataron a su alcalde para hacer justicia propia, ya que éste estaba cometiendo irregularidades en la región. 2 Esto tiene que ver con los tratamientos experimentales que se dan a los pacientes cuando no hay solución terapéutica

viable. La intención no es acarrearle prontamente la muerte sino buscar alargarle la vida a través de terapias que si bien

no son comercializadas aún, pueden jugar un papel importante en la evolución y detenimiento de la enfermedad. 3 Principio ético que nace con la moral católica y que se enuncia así: El mal que se tolera debe ser proporcionalmente

grave al bien que se persigue. Este principio fue reemplazado posteriormente por el Principio de Totalidad, y luego,

por un corolario, el Principio del mal menor. El Principio del doble efecto conserva a nuestro parecer, toda su riqueza, apareciendo con un enunciado que pone condiciones al sujeto que lo va a emplear en la solución de un caso

particular. El efecto malo solo debe ser tolerado frente a una situación en la que “no hay salida”. 4 Aristóteles, ob.cit

Quien se planteó una prueba sobre la veracidad moral de nuestras

acciones fue, precisamente, Immanuel Kant (1981), quien con su imperativo

categórico jugó con la posibilidad de que la acción cometida por el individuo

pase la prueba de convertirse en legislación universal, es decir, que sea

consensualmente aceptada, de lo contrario el acto no puede calificarse

de moral. Pero es difícil que el individuo cotidiano esté pensando en el

imperativo categórico a la hora de actuar o de evaluar su acto ya que la

naturaleza académica del mismo lo aleja de él, e incluso habría que tomar

en cuenta la moral aceptada por cada comunidad o etnia, siendo incluso

permisible o no los actos en cuestión. Hablar de una moral universal no es

fácil, teniendo en cuenta que universalmente nos encontramos con culturas

que no siguen los mismos parámetros1

. La solución a este impase es que los

sujetos se atengan a la moral religiosa que practican o la que es comúnmente

aceptada en su comunidad o a preceptos jurídicos que la respaldan.

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