Ciencias Sociales, pregunta formulada por jossanahy07, hace 8 meses

¿ Cómo Practicaríamos la democracia con naturaleza?

Respuestas a la pregunta

Contestado por zabaletamariangel
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Respuesta: La crisis ambiental global, que ya casi nadie se atreve a negar, tiene importantes puntos de relación con la crisis de la democracia. Por eso, resulta interesante reflexionar sobre las diferentes propuestas que surgen en este mundo globalizado sobre ambos conceptos: sobre la capacidad de autogobierno de los pueblos y sobre el cuidado de nuestro entorno natural.

Resulta útil y perentorio saber de dónde nacen las propuestas en lo político, en lo económico, en lo social y en lo ambiental, quién habla de qué y para qué. No siempre los defensores de la democracia son respetuosos con los ecosistemas, ni, en muchas ocasiones, los intereses ambientales de ciertos grupos sociales buscan su apoyo en tesis democráticas.

Las relaciones entre democracia y medio ambiente no son pacíficas y, así como la Nueva Izquierda, nacida al calor de las revueltas de 1968, ha tendido a unir las luchas por la democratización y la resolución de los conflictos ambientales, no debemos olvidar que han existido y existen pensadores y activistas medioambientales que, desde posiciones fundamentalistas o bio-céntricas, han despreciado la igualdad y la dignidad de todos los seres humanos. El eco-fascismo ha sido y es posible (2).

Por otro lado, los conflictos ambientales son cada vez más y mejor conocidos. Son problemas locales, nacionales e internacionales, ya que los ecosistemas no entienden de fronteras políticas. Las malas relaciones entre economía y ecología, nos enfrentan diariamente a desaguisados ambientales por tierra, mar y aire. Son muchos los que piensan que en las democracias liberales realmente existentes tenemos mejores herramientas para vivir de forma sostenible, y más conciencia cívica para preservar los ecosistemas. Sin embargo, indicadores medioambientales como la huella ecológica demuestran que las sociedades occidentales desarrolladas son mucho más depredadoras de los bienes comunes del planeta que los países empobrecidos, aunque los regímenes políticos de estos segundos sean, en general, más autoritarios. La pregunta es: ¿cabría establecer algún tipo de relación entre la democracia como sistema político-social de toma de decisiones y la mejora del medio ambiente como resultado sustantivo real?

La democracia ecológica no debiera ser vista como un calificativo más para la democracia. Sería interesante volver a los fundamentos, buscar en las esencias y recordar que la democracia, además de ser una manera de organizar políticamente la sociedad, es una forma de ser y de vivir que prima la tolerancia y la defensa de las libertades, que defiende la igualdad sin menoscabo de la diversidad y el respeto a las minorías, que se basa en la horizontalidad y la resolución pacífica de los conflictos socio-políticos.

La democracia supone el cuestionamiento permanente de la autoridad, pues, en principio, nadie tiene derecho a dictar normas y tratar de gobernar a los demás. La legitimidad ha de ganarse en justa lid con los antagonistas políticos. Si estos no existen o no tienen el derecho de serlo, la democracia es una filfa (3).

¿Es la democracia una condición para la sostenibilidad?

La democracia en su versión participativa y deliberativa puede favorecer los procesos de cambio hacia la sociedad sostenible. No faltan quienes afirman que para poder encaminarse a la sostenibilidad hacen falta procesos participativos y públicos como requisito. De estos procesos debieran nacer las decisiones colectivas que respondan a las necesidades de cambio.

Autores como J. Dryzek plantean que si la sostenibilidad se convierte en un interés común y generalizado –el interés en la continuidad integral de los ecosistemas de los que depende la vida humana–a través de una democracia deliberativa se podrán provocar cambios que la favorezcan (4). En este marco, distinguir entre la democracia como proceso y la sostenibilidad como producto, no sirve de mucho.

Aunque hay quienes pintan a la sostenibilidad como un estadio o situación ideal, al igual que la democracia debe entenderse como un proceso. Como en otras facetas de la vida social, determinadas decisiones políticas pueden ser equivocadas o demostrarse inadecuadas con el tiempo, pero la democracia es una garantía para poder cambiar de rumbo. Así, el nexo de unión entre sostenibilidad y democracia se advierte al constatar que los problemas ambientales son políticos.

Las cuestiones ambientales son complejas y, en ocasiones, a la falta de conocimiento científico sobre una determinada cuestión, se suma la dilación en el tiempo de los efectos de determinadas acciones u omisiones que son difíciles de conocer y valorar.

Explicación: espero que te sirva

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