¿Cómo podrías alcanzar tu ideal de libertad?
Respuestas a la pregunta
Nuestros deseos e intenciones a menudo chocan con los de otros y no podemos llevarlos a la práctica. Eso genera frustración y malestar y hace que nos acostumbremos a vivir prescindiendo de cosas y limitando nuestros anhelos.
Sin embargo, no podemos cambiar nuestro entorno pero sí podemos cambiar nuestro interior. Es decir, podemos alcanzar un estado de libertad interior en el que vivir en paz y sosiego, disfrutando de lo que nos guste y sabiendo encarar y resolver lo que no.
Un estado de libertad interior…
Es por eso que Gandhi decía: No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna.
O el escritor italiano Arturo Graf, en el mismo sentido, decía: Si no tienes la libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener?
Y tú dirás: ¿pero qué es la libertad interior?
Bueno, la libertad, como casi todo, es en realidad un estado de ser, un estado de la persona, un estado del espíritu, y a él se puede acceder si practicas los DIEZ PASOS que en este artículo vamos a detallar.
Diez pasos que, sin dudarlo, te llevarán a la libertad.
¿Te apetece? Está en juego tu libertad. Vamos a ellos.
1.- PRACTICAR EL DESAPEGO.
El desapego es la actitud que mantienes y llevas a cabo para que los resultados de lo que haces no controlen tu vida, y concretamente no controlen tu estado interior y tus sentimientos.
Es decir, haces cosas con objeto de conseguir resultados, como todos, pero si estos no se producen como esperabas no te hundes, ni te martirizas, ni te deprimes, ni te vuelves loco (o loca).
Actúas cabalmente, como consideras, pero tu ecuanimidad interior no se ve alterada porque consigas o no lo que quieres. Así evitas permanecer en una montaña rusa en la que subes o bajas al vaivén de los acontecimientos y puedes fluir con todo lo que te rodea.
Estás centrado y en calma con independencia de lo que se produzca fuera.
Todas las tradiciones espirituales lo han practicado y aconsejado, y yo, a estas alturas, no voy a inventar la pólvora, así que me fío de ellas.
2.- ELIMINAR LO INNECESARIO (EL RUIDO).
¿Qué es lo innecesario? Todo aquello que no te conduce directamente a lo que quieres. También se puede denominar ruido.
Echa un vistazo a tu alrededor. ¿Cuántas cosas te sobran? Cosas o personas, claro…
Todo aquello que no te conduzca directamente a tus fines, sean más elevados o menos, no te sirve absolutamente para nada. Puedes eliminarlo, puedes prescindir de ello.
Si lo mantienes, te resta energía, te ocupa espacio (dentro y fuera), y la energía que destinas a ello es la que te falta para lo importante.
Así que echa un vistazo y decide, que no te tiemble la mano: empieza a eliminar todo aquello que haga ruido, ocupe espacio (dentro o fuera) y no te sirva para nada. ¡A limpiar!
3.- CONVERTIRTE EN DUEÑO DE TU MENTE.
Según acabo de leer en el libro de Pam Grout, Potencia tu energía (conseguir aquí) la persona promedio tiene aproximadamente sesenta mil pensamientos al día.
¿Crees que son tuyos? No, simplemente tienen lugar ahí, en ti.
Esta es una diferencia importante. No es lo mismo pensar que ser el dueño de los pensamientos.
¿De dónde vienen esos pensamientos, de quién son? Ese es un debate muy amplio que no vamos a tratar ahora. Lo que aquí nos interesa es saber que todo lo que haya en ti, tenga lugar en ti, ocupe un espacio tuyo (físico o mental) y no sea tuyo, SOBRA. No has alquilado tu mente a nadie, ¿verdad? Pues entonces, fuera.
Convertirte en el dueño de tu mente significa que tú eres el que decide lo que entra en ella. Decides los pensamientos que tienes y te niegas a colaborar con los que no son tuyos prestándoles atención y espacio.
Eso significa que debes prestar mucho interés a tu diálogo mental continuo, porque el mismo se desarrolla sin pedirte permiso. Cuando lo observes, podrás eliminar lo que no quieres y dedicarte a enfocarte en lo que realmente te importa, en lo que te conduce a tus fines, los que tú te has propuesto.
Serás entonces el dueño de tu mente.
Tenemos la sensación de que en función de lo que ocurra (fuera), o en función de lo que nos digan (fuera), así haremos. Y eso es un grave error, porque el poder de decidir acerca de tu vida lo tienes tú, no lo que tenga lugar en el exterior.
Pregúntate: ¿quién crea tu vida? Si empiezas a dudar, o incluso si tardas mucho tiempo en responder, es que no lo sabes.
¿Quién si no tú puede tener ese poder? El poder ya lo tienes; lo que necesitas ahora es hacerte consciente del mismo: saber que está ahí, saber que es tuyo y que puedes utilizarlo. Eso te lleva a la libertad.
mi no: si no te gusta, haces algo, y si no de actuación es sobre tu propio ser.
No tienes dominio sobre los demás, ni puedes forzar a nadie a nada. Puedes agotarte y ver que todo sigue igual.