¿Cómo podemos resguardar el sistema democrático?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Más tiempo para votar
Seguir postergando calendarios electorales cuando lo que sabemos es que, sin vacuna efectiva, el proceso recuperación de la normalidad será largo y con rebrotes, es una forma de dilatar una solución urgente, aunque esta sea del desagrado de una minoría. La cultura electoral chilena es de voto presencial, y en nuestra historia el voto con cédula única es un símbolo del triunfo de la igualdad del voto, tal como fuera el voto femenino o la recuperación de registros electorales transparentes para el plebiscito de 1988. Es por esto que privilegiar fórmulas que respeten la presencialidad del acto electoral es importante. Mantener la fecha y la presencialidad es posible si extendemos los días de votación a 2 días, permitiendo que las personas asistan a votar por turnos, según Rut u otro factor de segmentación. Esto permitirá disminuir aglomeraciones y filas. Este mecanismo debe, con todo, asegurar la cadena de custodia y seguridad de los votos emitidos, ya sea mediante recuentos parciales o mediante resguardo transparente y público. Sumado a lo anterior, se podrían aumentar el número de locales, permitiendo una menor distancia entre lugar de residencia y centros de votación, por tanto, menores desplazamientos. Para lograr esto y no aumentar excesivamente los costos, se podría disminuir el número de mesas, mediante la fusión de ellas, de tal forma que se logre el equilibrio entre número de días, afluencia ordenada y gasto en el proceso.
Con todo, el país tiene la inteligencia, recursos, tecnología y tradición suficiente para lograr que la suma de diferir afluencia, aumentar locales y ajustar mesas permita el justo equilibrio entre seguridad, economía procedimental y la mantención del calendario constitucional y electoral.
El análisis comparado de procesos puede permitirnos encontrar otras formas y acciones que ayudarían en estos objetivos. Como ejemplo, ver informes emitidos por IDEA Internacional [1]; Naciones Unidas[2]; la Comisión Electoral Neozelandesa[3]; El Instituto Nacional Electoral Mexicano [4]; o, en Chile, el Informe de Espacio Público o la UDP.
2. Lugares de votación más seguros:
Junto al espaciamiento de fechas, se deben tomar medidas de protección de la salud en los lugares de votación para ayudar a mantener a todos a salvo, que incorporen una sanitización periódica de los locales de votación, mesas, urnas, implementos, etc. Ello debiera ser acompañado por medidas que faciliten el traslado de los/las votantes en transporte público sin costo los días de votación, evitando las aglomeraciones en los trayectos hacia los locales de votación y promoviendo la participación.
En esta dirección proponemos tomar en consideración las recomendaciones que sobre este aspecto han hecho organismos internacionales, por ejemplo, las que hace el IIDH en su documento “Consideraciones para el establecimiento de un protocolo para la celebración de elecciones en un Contexto de emergencia sanitaria” [5]
3. Campaña Electoral Segura:
Promover, en todos los comandos y grupos de campaña, la priorización de estrategias, técnicas y metodologías de campaña sin contacto, privilegiando el uso de tecnologías electrónicas, mensajería, redes sociales y medios de comunicación masiva para realizar la campaña electoral, los discursos y debates.
Adicionalmente, proponemos alargar el tiempo total de la franja electoral, aumentando el número de minutos, en el entendido que la campaña cara a cara va a estar mermada por los cuidados que deben aplicarse en beneficio la salud de las personas, así como alargar el período hasta el 26 de agosto. Por último, proponemos que se extienda el uso de espacio gratuito a otros medios, tanto escritos como digitales y de radiodifusión. Los medios de comunicación y difusión deben favorecer la realización de una campaña gratuita y obligatoria del proceso, fomentando la participación, al mismo tiempo que se reduce el peso de los poderes económicos en el debate democrático.