Cómo podemos las y los adolescentes promover en nuestra familia y comunidad la participación democrática y la convivencia en la diversidad para contribuir con la mejor de la sociedad
50 puntos
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La Organización Mundial de la Salud define a la adolescencia como el período de crecimiento que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y 19 años.
Respuesta:
Continua de la Educación (Mejoredu), México
Adolescentes, formación ciudadana y participación: una reflexión desde la escuela secundaria
Política y Cultura, núm. 53, pp. 131-153, 2020
Universidad Autónoma Metropolitana
Aprobación: 20 Abril 2020
Resumen:
Los adolescentes actúan en diversos ámbitos sociales: la familia, la escuela, la comu-nidad, incluso los laborales. Sin embargo, son vistos como ciudadanos pasivos por un mundo adulto que desconfía de su participación; como ciudadanos incompletos a quienes parte de sus derechos son negados o, al menos, resguardados hasta que adquieran la capacidad para hacer uso responsable de éstos. A partir de la experiencia del Proyecto Sociedades de Alumnos, puesto en marcha en escuelas de educación secundaria de la Ciudad de México en la última década, se analizan las posibilidades de la formación ciudadana a partir de su participación en la construcción de espacios más democráticos.
Palabras clave:
participación, adolescentes, educación ciudadana, derechos, escuela secundaria.
Gracias a la confianza en esta juventud, que ha de aprender a trabajar día a día, a tomarse a sí misma en serio, a autoeducarse, etcétera, el género humano puede tener fe en su futuro, en aquello irracional que sólo la juventud es capaz de apreciar.
Fuente: Walter Benjamin, La reforma escolar: un movimiento cultural, 1912
Aprendí a volver mientras fui yendo/ Aprendí para ser quien estoy siendo/ y de gritar, de sufrir, de sangrar, de asumir/ de perder, de fallar, de todo eso aprendo...
Fuente: El aprendiz, 2014. El aprendiz, 2014
introducción
Si entre los maestros de educación secundaria planteáramos la pregunta: ¿los adolescentes son sujetos de derechos?, la gran mayoría contestaría que sí; no obstante, pudieran agregar que también de obligaciones. En general, aunque persistan voces ancladas al pasado, casi todos estarían de acuerdo en que los adolescentes, al igual que las personas que han alcanzado la adultez, son sujetos de derechos; todos somos sujetos de derechos.
Pero esto que se acepta casi de manera unánime, en la vida cotidiana se ve cuestionado por una serie de condiciones, marcos normativos, prácticas y acciones que limitan los derechos de los adolescentes, fundamentados en la supuesta incapacidad para hacerse cargo de éstos por su minoría de edad. Hay una mirada paternalista y de control, detrás de la cual se esconde un desconocimiento de los derechos de adolescentes. A esta especie de miopía se agrega la persistencia de una desvaloración de los adolescentes como actores sociales y de su capacidad para contribuir a la construcción de espacios más democráticos.
Sin desconocer lo complejo, y en muchas ocasiones difícil, que resulta el trabajo docente con adolescentes en la educación secundaria, hay quienes no están interesados en los procesos de enseñanza y aprendizaje que los maestros coordinan, así como en los esfuerzos que se realizan por construir oportunidades de aprendizaje para los jóvenes con base en una perspectiva más amplia de sus problemas, derechos y potencialidades. En la búsqueda de alternativas para la mejora educativa, el desarrollo de competencias y el logro de los objetivos educativos, se deben considerar, de manera más persistente, aspectos como la pertinencia de las prácticas educativas respecto a las necesidades, derechos, intereses y culturas de los adolescentes, así como el diálogo con éstos y su participación efectiva en las decisiones que se toman sobre su formación.
Explicación:
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