Cómo podemos evitar el efecto invernadero desde "casa"
Respuestas a la pregunta
Cuando vayas a comprar productos de electrónica, como un ordenador o una tele nueva, asegúrate de que son energéticamente eficientes. En la mayoría de países viene marcado por el estándar Energy Star.
Aísla tu hogar: la pérdida de calor a través de las ventanas y puertas exteriores puede incrementar tu gasto en calefacción hasta un 20%, con el consiguiente aumento en el consumo de electricidad y, por tanto, en la emisión de gases que provocan el efecto invernadero.
Utiliza el agua con mesura. No dejar el grifo abierto mientras te duchas o te lavas los dientes, aprovechar el agua de cocción para regar o reparar rápidamente un grifo que gotea son algunas de las medidas que puedes adoptar.
Recicla todo lo que puedas. Separa la basura según cada tipo y procura reaprovechar la ropa o el calzado. Y, si se te estropea algún electrodoméstico o aparato electrónico, acércate a un punto verde para que lo traten correctamente.
Si tienes que imprimir documentos, hazlo a dos caras. Reducirás el gasto en papel de forma considerable, especialmente si compras papel reciclado.
Sustituye las bombillas incandescentes por luces LED, duran más y consumen menos energía.
Compra productos de Comercio Justo, que se habrán producido en entornos respetuosos con el medio ambiente y con las personas que los producen.
Instala dispositivos que te ayuden a ahorrar energía, como sensores de movimiento para las luces o los grifos. Tu bolsillo te lo agradecerá y el planeta también.
Acostúmbrate a ir a comprar con tus propias bolsas reutilizables para consumir menos plástico.
Si puedes evitarlo, no compres carne envasada: las bandejas de porexpán no pueden reciclarse y son muy nocivas para el planeta.
10 formas de reducir el efecto invernadero desde casa
Cuando vayas a comprar productos de electrónica, como un ordenador o una tele nueva, asegúrate de que son energéticamente eficientes. En la mayoría de países viene marcado por el estándar Energy Star.
Aísla tu hogar: la pérdida de calor a través de las ventanas y puertas exteriores puede incrementar tu gasto en calefacción hasta un 20%, con el consiguiente aumento en el consumo de electricidad y, por tanto, en la emisión de gases que provocan el efecto invernadero.
Utiliza el agua con mesura. No dejar el grifo abierto mientras te duchas o te lavas los dientes, aprovechar el agua de cocción para regar o reparar rápidamente un grifo que gotea son algunas de las medidas que puedes adoptar.
Recicla todo lo que puedas. Separa la basura según cada tipo y procura reaprovechar la ropa o el calzado. Y, si se te estropea algún electrodoméstico o aparato electrónico, acércate a un punto verde para que lo traten correctamente.
Si tienes que imprimir documentos, hazlo a dos caras. Reducirás el gasto en papel de forma considerable, especialmente si compras papel reciclado.
Sustituye las bombillas incandescentes por luces LED, duran más y consumen menos energía.
Compra productos de Comercio Justo, que se habrán producido en entornos respetuosos con el medio ambiente y con las personas que los producen.
Instala dispositivos que te ayuden a ahorrar energía, como sensores de movimiento para las luces o los grifos. Tu bolsillo te lo agradecerá y el planeta también.
Acostúmbrate a ir a comprar con tus propias bolsas reutilizables para consumir menos plástico.
Si puedes evitarlo, no compres carne envasada: las bandejas de porexpán no pueden reciclarse y son muy nocivas para el planeta.Adquisición y uso responsable de los electrodomésticos
A la hora de adquirir un electrodoméstico es importante conocer su grado de eficiencia energética ya que pueden existir grandes diferencias para unas prestaciones similares. Pregunta por su categoría energética: la mejor, la A; la peor, la G.
No dejes el botón de ‘stand by’ encendido durante mucho tiempo ya que, aunque esté apagado, el electrodoméstico sigue consumiendo energía.
Utilizar siempre el lavavajillas o la lavadora a plena carga o hacer uso de programas cortos o económicos.
Utilizar la secadora de ropa en ocasiones puntuales, ya que es una gran consumidora de energía. En caso de tener que usarla de forma habitual, centrifuga la ropa previamente para minimizar el consumo de energía de la secadora.
Es recomendable ajustar el termostato del frigorífico a 6 ºC en la zona de refrigeración y -18 ºC en la zona de congelación. Por cada grado que disminuyamos se incrementa un 5% el consumo de energía.