Cómo nos vemos los argentinos
LA NACIÓN-
Siempre es bueno tener registros de cuál es la visión que tenemos los argentinos de nosotros mismos y de nuestras instituciones. Con ese objetivo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realizó, durante 2004, una encuesta en las poblaciones argentinas con más de 10.000 habitantes, que arrojó interesantes conclusiones.
La institución internacional asesora a más de 160 países respecto de estas cuestiones. El informe presentado se llama "Argentina después de la crisis: un tiempo de oportunidades", y completa uno anterior, realizado en 2002, cuando las condiciones socioeconómicas eran bastante diferentes; fue presentado al presidente Kirchner en diciembre último.
A primera vista, los resultados globales no parecen alentadores, pero al menos son sinceros. Un 47 por ciento de los consultados entiende que los argentinos son chantas, corruptos, agrandados y haraganes, descreen de las instituciones y muestran desapego a las leyes, pero, como compensación, opina que se caracterizan por la solidaridad. De acuerdo con el informe, el 26 por ciento de los entrevistados destacó cualidades positivas, como la cultura del esfuerzo y la capacidad para sobreponerse a las dificultades.
El trabajo realizado fue amplio y empleó métodos cualitativos y cuantitativos, encuestas, entrevistas en profundidad y grupos focales. Estas investigaciones se realizan de una manera muy elaborada, con la utilización de preguntas y un diálogo "clínico" con el entrevistado. Según el informe, la primera respuesta ante las preguntas fue por lo general negativa, aunque después aparecieron las determinaciones positivas, como la referencia a la capacidad de "aguante" de los argentinos, que los hechos por todos conocidos confirman de una manera más que amplia.
En un curioso y divertido "ranking", que hubiera hecho las delicias de Discépolo y hasta podría haberlo inspirado, figuran, en este orden, el fútbol, el mate, la Bandera y el tango como los símbolos que primero nos definen.
Cuando la encuesta se dirige hacia la percepción acerca de las instituciones aparece lo que lamentablemente se conoce desde hace tiempo: el Poder Judicial, el Congreso, los partidos políticos y los sindicatos ocupan sin esfuerzo alguno los últimos puestos. Los medios de comunicación, lo que es realmente significativo, junto con la Iglesia, figuran en los topes de esta escala de valoraciones.
Pero hay dos respuestas en particular que llaman la atención, porque en su notoria ambivalencia parecen definir muy bien a los argentinos. A la hora de precisar qué elementos destruyen el desarrollo del país, el 82 por ciento de los consultados dice que "la falta de respeto a las leyes" es un problema grave, pero el 56 por ciento expresa que "hay momentos en que es necesario desobedecer la ley".
De acuerdo con estas respuestas más las mencionadas en primer término, hay una gran riqueza de datos en este informe, pero algunos puntos merecen ser destacados. Todo
parece indicar que el poder público es tolerado en la Argentina, en estos momentos en que los fervores de otros tiempos se han apagado inevitablemente. La clase política y todos los dirigentes que representan a la sociedad deberían tomar nota de este desencuentro, que lleva a muchos de nosotros a justificarse de una manera moralmente reprochable, pues las acciones reprobables de quienes tienen poder e influencia terminan por convencer a muchos de que en esto obra una suerte de ley de la naturaleza, imposible de torcer o transformar.
¿cual es la tesis adversa?
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no se jejejejeejejejejejejejejejeje
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