¿Cómo nos ayuda la sociología a comprender esta pandemia social de COVID-19?
Respuestas a la pregunta
La sociología del coronavirus
Lo primero que puede hacer la sociología es ayudar a visibilizar algunos aspectos de la vida social que a veces pasan inadvertidos pero que el coronavirus está haciendo dolorosamente patentes:
La centralidad social del trabajo invisible de cuidados y cómo este se encuentra desigualmente distribuido por género, edad, etnicidad y otras categorías sociales.
El efecto de la desigualdad social y las diferencias de clase y de capital (económico, pero también social, educativo, etc.), que van a generar consecuencias extremadamente dispares, no solo en tanto que son determinantes sociales de la salud, sino en las formas de enfrentarse a medidas como el cierre de escuelas o el fomento del teletrabajo y el e-learning.
Otras perspectivas sociológicas permiten enfocarse en cuestiones más concretas:
La microsociología de los saludos y otras interacciones cotidianas que normalmente damos por sentado (y que, aunque en algunos casos están generando propuestas ingeniosas, para la mayoría de nosotros se están convirtiendo en un asunto inquietante: ¿doy la mano, un beso, me quedo a un metro de distancia?).
Las nuevas formas de colaboración científica en abierto, que tan relevantes están siendo en la investigación sobre el virus y que, según nos dice la sociología de la ciencia, modifican profundamente la manera en la que se han organizado las comunidades científicas.
O las descripciones que la sociología nos ofrece de las nuevas formas familiares en las sociedades avanzadas, en las que cada vez más abuelas y abuelos asumen el rol de cuidadores cotidianos de sus nietos (y que a tantos nos generan hoy angustia por la posibilidad de contagiarlos inadvertidamente)