Cómo mantener el tronco para el Salto de la cuerda
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Saltar a la comba es un ejercicio muy completo que podemos realizar prácticamente en cualquier sitio y que, además, nos aporta muchos beneficios que podemos aplicar a nuestra práctica deportiva habitual. Puede ser un gran complemento para los deportes de contacto (mejora la coordinación y la agilidad), para el entrenamiento de fuerza (introduce un componente cardiovascular con el que no cuentas si solo entrenas en sala) o incluso para otros deportes aeróbicos (puede servirte como calentamiento para ir subiendo las pulsaciones de forma paulatina).
Saltar a la comba es fácil, apto para todos los niveles y una manera rápida de conseguir un entrenamiento completo. ¿Quieres mejorar en tus saltos? Te dejamos cinco consejos para saltar a la comba de forma correcta.
Comienza con una movilización de tus articulaciones: haz especial hincapié en tobillos, rodillas y muñecas, ya que son las articulaciones con una mayor implicación a la hora de saltar a la comba. Preparar a nuestras articulaciones para el esfuerzo nos ahorrará posibles lesiones cuando estemos entrenando: aquí tienes diez ejercicios de movilidad que te pueden servir.
Escoge la cuerda adecuada: es importante tanto elegir el material como la longitud de la cuerda. Las cuerdas más ligeras, como las de cable de acero recubiertas de plástico o PVC, suelen ser las más ligeras y rápidas (ojo, porque duele bastante si nos golpeamos con ellas cuando estamos saltando a gran velocidad. Otra posibilidad es saltar con una cuerda de plástico (son las más habituales -y las más baratas-) o con una cuerda de tejido (pesadas y lentas, no muy recomendables).
En cuanto a la longitud, lo normal es que, pisando la comba en su centro y manteniéndola estirada, las empuñaduras lleguen aproximadamente a la altura de la cadera o un poco más arriba. Ese es el largo ideal para saltar de manera cómoda.
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