Como luchare por la paz
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
DOMINGO 14 DE JULIO 2019 El tema de la paz ha ocupado mi mente y mi corazón en estos días, salpicados de conflictos por las guerras comerciales, los cuatro millones de venezolanos desparramados por toda América Latina, el resurgimiento de viejas tensiones en Europa alentadas por la extrema derecha y las numerosas guerras que aún asolan el planeta, especialmente en el Oriente Medio.. Sin salir de casa, duele ver a tanta gente en el desempleo, la caterva de pillos redomados que, feos y corruptos, consumidores compulsivos de arroz verde, surgen como hongos a nuestro alrededor. Añádase la violencia en las prisiones, la inseguridad, la impunidad reinante, el, aumento de niños trabajadores y, consecuentemente, el desencanto y pesimismo de muchos que se preguntan (una vez más), cerrado el ciclo de las maravillas, ¿hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde nos llevan? Y, sin embargo, a pesar de la violencia y de tantos motivos de zozobra, hay que decir que la paz es posible, pero hay que apostar por ella. Ya Juan XXIII, en la “Pacem in Terris” insistía en el tema de la paz, en una época marcada por la proliferación nuclear. No deja de ser curioso que, ya en aquel momento, el Papa vincula la paz a los derechos humanos. Si maltratamos al ser humano, destruimos el planeta, nos damos de palos para solucionar nuestros contenciosos, ¿podrá haber paz? Por eso, la “Pacem in Terris” es la encíclica no sólo de la paz, sino de la dignidad humana. La paz no puede ser compatible con esa violencia larvada o manifiesta que rezuma nuestra sociedad. Lo noto especialmente en mi querida Riobamba (en ella vivo, trabajo y amo), cansina y abandonada a su suerte por quienes deberían de cuidarla. En los últimos años sólo una empresa se ha instalado entre nosotros y unas cuantas van cerrando, dejando en la calle a cientos de familias. Vivimos de la calderilla del vuelto, sólo sostenidos por el ingenio y la dignidad de una gente que resiste y estira la manta para llegar a fin de mes. La incuria siempre fue semilla de violencia. Los poderosos del mundo siempre dijeron: “Si quieres la paz, prepara la guerra”. La doctrina social de la Iglesia dice otra cosa: “Si quieres la paz, trabaja por la justicia”. La Iglesia, testigo, madre y maestra por siglos y siglos sabe muy bien por donde transitan los caminos de la paz. Hasta sus propias equivocaciones se lo han enseñado. Por eso, recita como un mantra, a veces inaudible en medio del estruendo de intereses, agresiones y olvidos: paz, justicia social, inclusión, acogida, integración, desarrollo, derechos y obligaciones. Sin olvidar el cuidado de las actitudes personales, lo cual nos lleva irremediablemente al tema educativo.