¿Cómo informo la prensa chilena sobre la batalla de Huamachuco?
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Respuesta:
La batalla de Huamachuco fue una batalla ocurrida en los Andes peruanos el 10 de julio de 1883 entre las fuerzas peruanas bajo el mando del General Andrés Avelino Cáceres y el Ejército de Chile comandado por el Coronel Alejandro Gorostiaga, en el marco de la Guerra del Pacífico.
Batalla de Huamachuco
Después de las batallas de Chorrillos y Miraflores, ocurridas el 13 y el 15 de enero de 1881, se produjo la entrada a Lima de nuestro Ejército y, desde entonces y hasta la batalla de Huamachuco, la guerra pareció paralizarse. Tras estas trascendentales acciones de guerra y su posterior entrada en Lima, Chile asumió que la guerra había terminado, pero no ocurrió tal cosa, sino que aquella pareció estancarse a ratos en combates y otras acciones muy menores que solo alargaban lo inevitable. La ansiada paz no llegaba, debido a que no había gobierno con quien negociarla y esta fue la tónica que dominó la campaña de la Sierra, en la cual no se registraron grandes batallas, lo que no quiere decir que los encuentros entre los beligerantes hayan sido menos cruentos.
Tras la entrada en Lima se buscó negociar la paz con Perú, sin embargo, no había un gobierno establecido en el país al que dirigirse con este propósito. Así “pasan los meses y los años 1881 y 1882, sin que nadie en el vencido Perú aliente el cívico deber de formar un gobierno de verdad, que pacte con el vencedor, que firme la paz.”[1] Con el gobierno peruano acéfalo y sin poder negociar tratativa alguna que asegurase la paz entre ambas naciones, Chile comenzó a sopesar sus alternativas y a decantarse finalmente por apoyar al general Iglesias, el más abierto a terminar cuánto antes la guerra, aunque ello implicase la pérdida de territorios para Perú, opción que no contaba con un apoyo decidido por parte de los demás sectores de este país.
Por este motivo, las tratativas de paz se alargaron en el tiempo y pronto las semanas de ocupación se transformaron en meses en los que poco se avanzaba. Al cabo de infructuosas negociaciones en las que ninguna de las partes llegaba a acuerdo, sobre todo por el destino de la provincia de Tarapacá, por fin hubo signos esperanzadores: el general peruano Miguel Iglesias se convenció de que la única manera de recuperar al Perú sería aceptando las condiciones chilenas.