como influyo la independencia en las colonias inglesas y la revolución francesa en la independencia de la nueva granada
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A
comienzos del siglo XIX, la situación para las colonias comenzó a
cambiar, pues desde finales del siglo XVIII se venían acumulando
factores que fueron acelerando una nueva conciencia en los sectores
criollos. En primer lugar se encontraba la Ilustración, la cual había
aportado importantes ideas de igualdad y libertad. Por otro lado, los
acontecimientos en Francia y Estados Unidos habían demostrado que una
nación, si se lo proponía, podía lograr su independencia. Finalmente, el
abuso fiscal y el centralismo de España que habían propiciado
insurrecciones como la de los comuneros, ya agotaban la paciencia de los
criollos. Los caminos de independencia se abrían.
En este contexto, se presentaron otras condiciones en Europa, que favorecieron la creación de un "vacío de poder". En primer lugar, Inglaterra había entrado en una nueva era al iniciarse en sus talleres la Revolución Industrial. La invención de la máquina de vapor junto con el crecimiento económico, incidieron en la aparición de la industrialización masiva de productos. Para Inglaterra se hacían imprescindibles las materias primas y nuevos mercados que consumieran sus productos, por esto había colocado sus ojos sobre las colonias iberoamericanas. Por otra parte, Europa contempló, a comienzos del siglo XIX, el ascenso de un nuevo emperador, Napoleón Bonaparte, quien ya avanzaba en la conquista de Europa.
Napoleón ordenó la invasión de Portugal en 1807. El rey y su corte huyeron hacia la lejana colonia del Brasil, instalándose en Río de Janeiro. Sucedió lo mismo con España: Napoleón la invadió en 1808. Obtuvo la abdicación de su rey y nombró como nuevo soberano a su hermano José Bonaparte. De esta manera cayó la autoridad central de las colonias y se dio pie para que éstas organizaran juntas de gobierno. Se organizó entonces la Junta de Sevilla, en donde se manejaban los intereses de la España no ocupada.
La declaración de independencia en las colonias no sobrevino inmediatamente. Las élites criollas estaban atadas con fuertes vínculos económicos, políticos y culturales a la metrópoli, además que primaban ciertos intereses de poder regional. Poco a poco se dieron cuenta, que la Junta de Sevilla no tenía intenciones de cambiar la situación de las colonias y más bien las disuadía a formar juntas de gobierno locales. Pero en España crecieron los conflictos internos ante el empuje napoleónico. Los criollos terminaron por constituir entonces, juntas revolucionarias, primero en Caracas y Buenos Aires, y luego en el resto de las colonias.
En la Nueva Granada la revolución libertadora estalló el 11 de mayo de 1810 en la ciudad de Cartagena, en donde se instaló una Junta Suprema de Gobierno. La agitación se extendió por todo el país, y el 20 de julio de 1810, los delegados de la Junta de Santafé de Bogotá le exigieron al virrey la convocación de un cabildo abierto. Al negarse éste a hacerlo, la junta revolucionaria se reunió sin su permiso.
Lo mismo comenzó a ocurrir en las diversas ciudades, en donde se formaron juntas de patriotas que organizaron la administración. A este primer período de vida independiente se le llama la primera República.
En el nuevo gobierno, organizado por los criollos, pronto se manifestaron dos tendencias: centralistas, quienes querían gobernar con un poder central fuerte, y los federalistas, quienes propugnaban por un gobierno de Estados autónomos, semejante al modelo norteamericano.
La provincia de Cundinamarca adoptó entonces, el 4 de abril de 1811, una Constitución de carácter federalista, en la que aceptaba como monarca a Fernando VII de España, siempre y cuando fuera liberado por los franceses. Otras provincias imitaron este modelo de Constitución, pero Tunja y Cartagena se declararon totalmente independientes de España.
Mientras tanto, Antonio Nariño inició desde su periódico La Bagatela, una enérgica campaña en contra de los federalistas. Esta continua tensión entre los dos bandos terminó generando una guerra civil entre los mismos patriotas. Las provincias recién independizadas se enfrentaron violentamente unas contra otras.
En este contexto, se presentaron otras condiciones en Europa, que favorecieron la creación de un "vacío de poder". En primer lugar, Inglaterra había entrado en una nueva era al iniciarse en sus talleres la Revolución Industrial. La invención de la máquina de vapor junto con el crecimiento económico, incidieron en la aparición de la industrialización masiva de productos. Para Inglaterra se hacían imprescindibles las materias primas y nuevos mercados que consumieran sus productos, por esto había colocado sus ojos sobre las colonias iberoamericanas. Por otra parte, Europa contempló, a comienzos del siglo XIX, el ascenso de un nuevo emperador, Napoleón Bonaparte, quien ya avanzaba en la conquista de Europa.
Napoleón ordenó la invasión de Portugal en 1807. El rey y su corte huyeron hacia la lejana colonia del Brasil, instalándose en Río de Janeiro. Sucedió lo mismo con España: Napoleón la invadió en 1808. Obtuvo la abdicación de su rey y nombró como nuevo soberano a su hermano José Bonaparte. De esta manera cayó la autoridad central de las colonias y se dio pie para que éstas organizaran juntas de gobierno. Se organizó entonces la Junta de Sevilla, en donde se manejaban los intereses de la España no ocupada.
La declaración de independencia en las colonias no sobrevino inmediatamente. Las élites criollas estaban atadas con fuertes vínculos económicos, políticos y culturales a la metrópoli, además que primaban ciertos intereses de poder regional. Poco a poco se dieron cuenta, que la Junta de Sevilla no tenía intenciones de cambiar la situación de las colonias y más bien las disuadía a formar juntas de gobierno locales. Pero en España crecieron los conflictos internos ante el empuje napoleónico. Los criollos terminaron por constituir entonces, juntas revolucionarias, primero en Caracas y Buenos Aires, y luego en el resto de las colonias.
En la Nueva Granada la revolución libertadora estalló el 11 de mayo de 1810 en la ciudad de Cartagena, en donde se instaló una Junta Suprema de Gobierno. La agitación se extendió por todo el país, y el 20 de julio de 1810, los delegados de la Junta de Santafé de Bogotá le exigieron al virrey la convocación de un cabildo abierto. Al negarse éste a hacerlo, la junta revolucionaria se reunió sin su permiso.
Lo mismo comenzó a ocurrir en las diversas ciudades, en donde se formaron juntas de patriotas que organizaron la administración. A este primer período de vida independiente se le llama la primera República.
En el nuevo gobierno, organizado por los criollos, pronto se manifestaron dos tendencias: centralistas, quienes querían gobernar con un poder central fuerte, y los federalistas, quienes propugnaban por un gobierno de Estados autónomos, semejante al modelo norteamericano.
La provincia de Cundinamarca adoptó entonces, el 4 de abril de 1811, una Constitución de carácter federalista, en la que aceptaba como monarca a Fernando VII de España, siempre y cuando fuera liberado por los franceses. Otras provincias imitaron este modelo de Constitución, pero Tunja y Cartagena se declararon totalmente independientes de España.
Mientras tanto, Antonio Nariño inició desde su periódico La Bagatela, una enérgica campaña en contra de los federalistas. Esta continua tensión entre los dos bandos terminó generando una guerra civil entre los mismos patriotas. Las provincias recién independizadas se enfrentaron violentamente unas contra otras.
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