como influyen las tribus urbanas en la sociedad? si no saben no respondan
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Pablo Cottet,[1] se cuestiona acerca de la manera en que se ha estudiado a la juventud. Durante los 50 y 60 las ciencias sociales enfocaron principalmente el tema del desarrollo, un desarrollo entendido conceptual y teóricamente dentro del marco de la necesidad de una industrialización, más aún, de una creciente demanda de calificación del trabajo. La educación, y principalmente, la universidad, se transforma en el eje determinante de dicho desarrollo. A raíz de esto, para las ciencias sociales, los jóvenes de la década de los 60, fueron únicamente los jóvenes universitarios, los jóvenes trabajadores y los jóvenes universitarios y trabajadores. Las demandas sociales y políticas, tenían un sentido de acción participativo, enmarcado dentro de un contexto institucional.
Como sabemos, durante el período dictatorial chileno, en las ciencias sociales se habló más bien de los jóvenes pobladores y de los jóvenes excluidos o marginales, aquellos que protagonizaron numerosos desórdenes públicos y protestas contra el gobierno militar. De acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de la Juventud (INJ) los jóvenes fueron el grupo social más afectado por las políticas del gobierno autoritario:
Las altas tasas de desocupación, así como las más visibles secuelas de persecución política, atropello a los derechos humanos, daño psicológico, transgresión normativa, se concentraron en este sector.[2]
La juventud urbano-popular durante el período dictatorial protagonizó protestas, barricadas y numerosos enfrentamientos con carabineros y fuerzas de orden. Según Weinstein:
Los jóvenes populares se apropiaron del espacio de su población marginal y desarrollaron un conjunto de acciones de desobediencia que fueron más allá de las intenciones y orientaciones de los dirigentes políticos de la oposición.[3]
La participación social de la juventud popular de los 80, generalmente se limitó a actividades en clubes deportivos y actividades religiosas; no existían según Oscar Corvalán, «canales sindicales, de movimientos estudiantiles u otros de participación social que le permitiese el acceso a integrarse a la sociedad».[4] Las actividades de carácter religioso, según Eduardo Valenzuela, tendrían un sentido comunitario -comunidades cristianas de base-[5] que posibilitaba una pacífica convivencia social.
Klaudio Duarte opina que la juventud es estudiada a partir de la aplicación de una idea de los jóvenes totalmente predeterminada. Su crítica se dirige a la tendencia de las ciencias sociales a globalizar lo juvenil, no tomando en cuenta las diferencias radicales existentes entre jóvenes campesinos, pobladores, estudiantes, etc., además de no considerar el carácter dialéctico del mundo joven (ignorándolo como proceso en movimiento), sino más bien percibiéndolo a partir de etapas delimitadas e independientes.[6]
Es así como se procede a estigmatizar un discurso estereotipado sobre la rebeldía de los jóvenes, entendiéndola primero en el marco del cambio evolutivo biológico, y luego evaluándola -como lo hace Valenzuela- en torno al problema del orden e integración social.
«Los jóvenes de Chile, -según un estudio de Chile Sustentable-, transitan por senderos difíciles. Son estigmatizados por el discurso oficial como apáticos, anómicos y carentes de inquietudes; estereotipados como sujetos proclives a la violencia y la delincuencia, no encuentran hoy espacios confiables donde poder mostrarse». Las autoridades, por su lado, «diseñan planes y programas buscando una equidad que nunca llega, en gran medida porque los jóvenes son tratados también como meros recursos económicos, a ser domesticados para ser funcionales al modelo».[7]
Según Duarte, para muchos investigadores la juventud no es más que «una condición natural, sin diferencias, definida por su proceso psicobiológico, independiente de los condicionamientos históricos, económicos y culturales que la producen».[8] Existiría, por lo tanto, una tendencia a naturalizar las prácticas juveniles.
Cabe señalar que son poco valoradas las prácticas juveniles que no se relacionan directamente con la economía, el trabajo y el consumo. Es que además estas prácticas suponen para muchos teóricos tan solo un período transitorio del desarrollo del pensar y actuar del sujeto; no se consideran, por lo tanto como gestoras de acciones significativas, creativas o fundacionales. Más aún, el pensamiento clásico: «la irresponsabilidad es propia de los jóvenes», ha llevado a no considerar dentro del concepto de juventud, a aquellos jóvenes obligados a asumir su realidad (responsabilizarse) por diversas razones, principalmente debido a su condición socioeconómica.
Duarte plantea la intención en las ciencias sociales de dejar fuera al joven, de desplazarlo de la historia, de negar la interacción social generada durante el propio proceso de socialización.
Explicacion:
Algo largo que ojala y te sirva UwU
Respuesta:
te robo puntos por que tu también me robaste