¿Cómo influye INCREMENTO ACELERADO DE LA POBLACIÓN en la vulnerabilidad de la población ante los fenómenos naturales?
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Ginebra. (EFE).- La pobreza, el crecimiento de las ciudades, el cambio climático y la degradación medioambiental están cambiando el equilibrio natural de la tierra y haciendo más vulnerables las poblaciones a los desastres naturales, que en la última década causaron más de 880 millones de muertes.
Así lo señala el informe "Vivir con el riesgo", elaborado por la Estrategia Internacional para la reducción de desastres (ISDR) de la ONU y hecho público hoy, que destaca que el 90 por ciento de los desastres se producen en el mundo en desarrollo, donde las labores de prevención y preparación son mucho menores.
Entre 1975 y 2000, más de 1.340 millones de personas de países de bajos ingresos fallecieron a consecuencia de desastres, frente a las 27.000 personas de países ricos. Además hay una considerable variación geográfica en el impacto de los desastres naturales, con Asia afectada de una forma desproporcionada, con el 43 por ciento de todas las catástrofes naturales de la última década y el 70 por ciento de los fallecimientos.
En el último decenio de produjeron en el mundo 4.777 desastres naturales que causaron la muerte a más de 880.000 personas, afectando a los hogares, la salud y el sustento de 1.880 millones de personas y provocando pérdidas por valor de 685.000 millones de dólares. De ahí la necesidad de desarrollar un sistema para fortalecer las capacidades a nivel local, nacional, regional e internacional.
El responsable de la secretaría de la ONU para la ISDR, Salvador Briceño, destacó que son las actividades humanas las responsables de la amplitud de estos "azares de la naturaleza" ya que están modificando el equilibrio natural de la tierra, interfiriendo como nunca antes en la atmósfera, océanos, capas polares o cubierta boscosa. "Nunca antes en la historia han vivido tantas personas en ciudades ubicadas en zonas sísmicamente activas", señaló Briceño, que agregó que "las presiones demográficas han hecho que más personas que nunca vivan en planicies aluviales o en áreas predispuestas a sufrir aludes de tierra".
Desastres evitables
En este sentido, los autores del informe aseguran que "las muertes en un terremoto no son inevitables ni mucho menos" ya que "no son los terremotos los que matan a la gente, son los edificios inseguros". "Demasiadas personas han muerto trágicamente en desastres llamados naturales porque ellos o sus líderes no lograron percatarse de la amenaza y no tomaron medidas para impedir la tragedia", agrega el documento.
Para prevenir los daños que causan estos fenómenos, los expertos recomiendan la aplicación de medidas sencillas pero efectivas, como la evaluación de riesgo, los mecanismos de alerta y los planes de seguridad pública, en todos los planes futuros de desarrollo. "Uno de los retos más difíciles al intentar la reducción de desastres es que, si bien las acciones o inversiones tienen que ayudar a resolver las necesidades inmediatas de una comunidad, deben reducir también los riesgos de una catástrofe", afirma el estudio.
Al respecto, ponen como ejemplo los sistemas de alerta temprana en zonas remotas, donde la comunidad es escasa, que podrían también servir como un canal para emergencias normales como accidentes o emergencias sanitarias.
Un ejemplo práctico
Un caso que demuestra la efectividad de este tipo de medidas es Bangladesh, donde en 1991 más de 139.000 personas murieron por los efectos de un ciclón tropical que coincidió con un "tsunami", una ola gigante. Desde entonces, los meteorólogos, los planificadores gubernamentales y los voluntarios locales han desarrollado formas raudas, simples y baratas de advertir a la gente más en riesgo y reubicarla en los albergues más cercanos. Sin embargo, las lecciones aprendidas en una región no siempre