Religión, pregunta formulada por bustossizas, hace 1 mes

como incide jesus de nazaret en samaria

Respuestas a la pregunta

Contestado por adricaro4
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Respuesta:Jesus y la samaritana

EL camino más directo, para ir de Judea a Galilea, pasaba por Samaria; pero muchos judíos, particularmente los galileos, preferían tomar una ruta indirecta, aunque más larga, más bien que atravesar el país de un pueblo tan aborrecido para ellos como lo eran los samaritanos. Hacía siglos que el rencor entre judíos y samaritanos se había estado desarrollando, y en la época del ministerio terrenal de nuestro Señor se había convertido en un odio sumamente intenso.a Los habitantes de Samaria eran una raza mixta en quienes cursaba la sangre de Israel con la de los asirios y otras naciones; y una de las causas de la animosidad que existía entre ellos y sus vecinos, tanto hacia el norte como el sur, era que los samaritanos pretendían ser reconocidos como israelitas. Se jactaban de que Jacob era su padre, mas los judíos lo negaban. Tenían una versión del Pentateuco que reverenciaban como ley, pero rechazaban todos los escritores proféticos de lo que hoy es el Antiguo Testamento, porque consideraban que en ese tomo no se les trataba con suficiente respeto.

Para el judío ortodoxo de aquellos tiempos, un samaritano era más impuro o inmundo que un gentil o cualquiera otra nacionalidad. Es interesante notar las restricciones extremas y aun absurdas que entonces se hallaban en vigor, a fin de reglamentar las relaciones inevitables entre los dos pueblos. El testimonio de un samaritano era inaceptable ante un tribunal judío. Hubo un tiempo en que, de acuerdo con la autoridad rabínica, el judío que comiera alimentos preparados por un samaritano cometía una ofensa tan grave como comer carne de cerdo. Aunque se admitía que el producto de la tierra que crecía en Samaria no era inmundo, en vista de que brotaba directamente del suelo, podía tornarse impuro si era tocado por manos samaritanas. De manera que era permitido comprar uvas y granos de los samaritanos, pero no el vino o harina fabricados de estos artículos por obreros samaritanos. En una ocasión se dirigió a Cristo el epíteto “samaritano” con el palpable objeto de insultarlo. “¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?”b El concepto samaritano concerniente a la misión del Mesías esperado se hallaba mejor fundado que el de los judíos, pues hacían más hincapié en el reino espiritual que el Mesías habría de restablecer, y había menos exclusivismo en su juicio hacia aquellos a quienes debían extenderse las bendiciones mesiánicas.

En su viaje hacia Galilea, Jesús siguió la ruta más directa que atravesaba Samaria, e indudablemente su elección fue orientada por algún propósito, pues leemos que “era menester” que pasara por allí.c El camino conducía o se aproximaba al pueblo llamado Sicar,d “junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José”.e Allí se encontraba la fuente o pozo de Jacob, altamente estimado no sólo por su valor intrínseco como fuente inagotable de agua, sino también por la relación que guardaba con la vida del gran patriarca. Jesús, cansado del camino y fatigado, se detuvo en el pozo para descansar mientras sus discípulos fueron a la ciudad a comprar alimentos. Salió una mujer a llenar su cántaro, y Jesús le dijo: “Dame de beber.” Según las reglas de la hospitalidad oriental que entonces prevalecían, cuando se pedía agua, era una solicitud que, de ser posible concederla, jamás debía negarse; sin embargo, la mujer vaciló, pues le causó sorpresa que un judío le pidiera un favor a un samaritano, por grande que fuera la necesidad. Expresó su sorpresa con la pregunta: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.” Aparentemente olvidando su sed en su deseo de enseñar, Jesús le contestó, diciendo: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” La mujer le recordó que no tenía balde ni cuerda con qué sacar el agua del pozo tan profundo y, deseando saber mejor a qué se estaba refiriendo, preguntó: “¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?”

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