Como hicieron los facsistas para difundir sus propuestas?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Los movimientos fascistas en Europa surgieron en Estados-naciones concretos, cuyo análisis histórico, social y político encuentra, en cada caso, elementos singulares. Sin embargo - y particularmente a través de los ejemplos "clásicos"- se transformó en un fenómeno de impactos mundiales.
El fascismo clásico - a través de los casos del fascismo italiano y del nacionalsocialismo alemán, que permiten definir un modelo genérico - surgió en Europa occidental como respuesta a dos "fin de ciclo" que, como crisis terminales, marcaron la evolución del sistema internacional: el orden de Viena - nacido con la caída de Napoleón y cerrado con la Primera Guerra Mundial - y la conjunción de cambios profundos, súbitos y violentos que caracterizaron los veinte años siguientes a los Acuerdos de Versailles de 1919; a saber: la crisis del orden liberal, las consecuencias económicas de la paz y la crisis del 30.
Desde una perspectiva comparada, con un abordaje multidimensional que le permite al autor escapar del peligro de explicaciones monocausales, muy presentes en los debates que dominaron la segunda mitad del siglo XX, el libro estudia el fascismo desde sus orígenes, en la primera postguerra, hasta la actualidad. Metodológicamente responde a un plan ordenado en torno a cuatro ejes orientadores: causas; potencialidad universal; ubicación de los ejemplos en relación a los legados doctrinarios y económico-sociales de corrientes clásicas (conservadurismo, liberalismo y socialismo) y proyección contemporánea. En nueve capítulos, Buchrucker desenvuelve este trabajo de investigación desde la prehistoria de los fascismos hasta la situación en la presente post Guerra Fría; pasando desde el momento de su emergencia, el análisis de los dos principales ejemplos y sus trayectorias; un breve estudio sobre otros movimientos y regímenes, similares o cercanos y unas Conclusiones en las cuales confronta la ideología fascista con la Democracia en el mundo contemporáneo.
Si bien los denominados "fascismos clásicos" ocupan la mayor parte de la obra, ésta aporta también conocimientos sobre otros casos: Francia Bélgica, España, Portugal. Los dos primeros, identificados como "protofascistas" o "protonacionalsocialistas", no tuvieron una expresión en un gobierno concreto, como sí fue el caso de los segundos. Brevemente se presentan cuatro casos de Europa centro-oriental (Austria, Hungría, Rumania, Croacia); dos ejemplos latinoamericanos (Argentina y Brasil) y dos casos asiáticos (Japón, China), que completan el marco de referencia de los movimientos fascistas en el siglo XX.
El estudio comparado, particularmente en el caso de los dos fascismos clásicos, vincula de manera sistemática lo doméstico con lo internacional; cotejando ambos permanentemente, lo que permite una derivación muy importante, al establecer las "convergencias" que permitirían hablar del fascismo como un fenómeno genérico. Tanto el fascismo italiano como el nacionalsocialismo alemán surgen como fuerzas opositoras a las luchas sociales identificadas como "de izquierda". En ese sentido, ambos movimientos comparten una posición común en defensa de los intereses oligárquicos terrratenientes y del gran capital industrial