cómo hacían las culturas antiguas para dar valor a las cosas antes del uso de los números
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Las principales civilizaciones de la humanidad, tales como egipcia, sumeria, babilonia
entre otras, adoptaron la costumbre de anotar los primeros nueve números naturales
mediante la repetición de trazos verticales, círculos u otros símbolos análogos con lo
que representaban la unidad en línea recta tantas veces como era necesario, así
1 2 3 4 5 6 7 8 9
I II III IIII IIIII IIIIII IIIIIII IIIIIIII IIIIIIIII
Pronto abandonaron este principio de numeración, dado que como podemos observar,
para números mayores que cuatro, el uso de series de signos idénticos se presta
rápidamente a confusión. Para superar esta dificultad, los egipcios y los cretenses, por
ejemplo, comenzaron a agrupar sus cifras unidades según el siguiente principio de
desdoblamiento,
1 2 3 4
5 6 7 8 9
III III IIII IIII IIIII
I II III IIII
II III III IIII IIII
En cambio los babilonios y los fenicios recurrieron a un desdoblamiento ternario
1 2 3
4 5 6
789
III III III
III III III
I II III III III III
I II III
I II III
Otros pueblos, como los antiguos romanos, utilizaron un signo especial para el número
cinco, seguramente motivado por la cantidad de dedos de una mano, para crear un
nuevo sistema de desdoblamiento quinario,
1 2 3 4 5 6 7 8 9
I II III IIII V VI VII VIII VIIII
Con el paso del tiempo, el hombre dejó de vivir en pequeñas comunidades y de extraer
de la naturaleza lo que necesitaban. El desarrollo de la artesanía y la cultura, sumado a
la desigualdad de la distribución de los recursos naturales originó el nacimiento de la
economía. El primer tipo de intercambio transacción comercial fue el trueque,
mediante el cual los productos se intercambiaban directamente. Con la intensificación
de estas transacciones así como de las comunicaciones, ésta práctica se volvió
infructuosa, debido a que las mercancías no se podían intercambiar según la usanza de
cada población o individuo y fue necesaria la creación de un sistema de unidades o
patrones básicos. En un principio se eligieron objetos o materiales tan disímiles como
barras de sal, té en polvo, bolas de tabaco o dientes de elefantes para realizar los
intercambios. Sin embargo, el intercambio a través de patrones trajo consigo nuevos
problemas; si en un intercambio se utilizaban dos grupos de patrones monetarios
distintos sobre diferentes mercancías, el paso de un valor a otro pronto se hizo muy
complejo y engorroso. Por lo que surgió nuevamente la necesidad de encontrar
patrones con los que todo el mundo pudiera operar de una manera sencilla. Con el
descubrimiento de los metales, poco a poco se fue tomando conciencia que los cuerpos
metálicos eran ideales para cumplir con la función de patrón monetario para el intercambio. Comenzaron transformando el metal en utensilios, armas o adornos y bajo
este aspecto sirvieron como patrones de valor. Gradualmente la mayoría de las
transacciones comerciales se realizaron a través de esta “moneda de cambio metálica”
y las diferentes mercancías fueron evaluadas cuantitativamente por el peso según una
especie de patrón de algún tipo de metal. Esto trajo aparejado una cantidad cada vez
más creciente de operaciones matemáticas asociadas al comercio y la necesidad
inminente de hallar un sistema numérico capaz de representar la mayor cantidad de
números con la menor cantidad posible de símbolos con los cuales sea sencillo operar.
Como lo afirma George Ifrah en su libro “Las cifras. Historia de una gran invención”,
todo empezó hace más de cinco mil años, con la invención de la base. La base diez ha
sido la más difundida a lo largo de la historia y su adopción es hoy en día universal,
pero como veremos no ha sido la única utilizada por las distintas civilizaciones.
Palos y piedras siguieron siendo útiles luego que el hombre adquiriera el uso de bases,
por ejemplo, se utilizaba palitos para representar las unidades, pequeñas piedras para la
decena y piedras medianas para la centena y así sucesivamente. Para representar los
números intermedios sólo utilizaban tantas piedras y palos como fueran necesarios, por
ejemplo para el número 231 necesitaban dos piedras medianas, tres pequeñas y un
palo. Éste era un método práctico pero engorroso dado que no es sencillo encontrar
piedras de tamaño y formas regulares de manera tal que no se presten a confusión. El
sistema se fue perfeccionando utilizando piezas de diferentes tamaños y formas
modeladas en arcilla, por ejemplo pequeños conos o bastoncillos para representar las
unidades de primer orden, bolas para las de segundo orden, discos o conos grandes
para las de tercer orden. Estas fichas de arcillas llamadas calculis fueron halladas en
diversos yacimientos arqueológicos a lo largo de todo el mundo. En la región de la
actual Irak, aproximadamente en el año 3500 a. C. se desarrolló la prospera civilización
Sumeria que utilizaba éste método.