¿Cómo funcionaba la imprenta de Gutenberg?
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En la década de 1450 Johannes Gutenberg apostó a que era capaz de hacer varias copias a la vez de la Biblia en menos de la mitad del tiempo de lo que tardaba en hacer una el más rápido de los monjes copistas, sin que hubiera ninguna diferencia con ella. Así nacieron los primeros tipos móviles, moldes en madera de cada una de las letras del alfabeto que posteriormente rellenó con plomo. Fueron necesarios varios modelos de las mismas letras para que coincidiesen todas entre sí. Más de 150 tipos en total, imitando la escritura de un amanuense. A continuación se unían las letras una a una sobre un soporte y como plancha de impresión usó una vieja prensa de vino, con un hueco para añadir posteriormente las letras mayúsculas y los dibujos.
Había nacido una nueva forma de difundir el conocimiento, una herramienta que nada tenía que envidiar en su época a Internet: el libro impreso. Con el paso de los años la imprenta hizo realidad algo que parecía imposible: atesorar en una sola biblioteca más libros que los copiados por todos los amanuenses de Europa.
Siglos después, cuando la tecnología de Gutenberg está más que superada, todavía sobreviven algunas imprentas originales para recordarnos los orígenes del libro impreso. Una de ellas está en el Crandall Historical Printing Museum y recientemente esta institución ha lanzado un vídeo (al que he llegado a través de Microsiervos) en el que se hace una demostración de cómo se imprimía una página. En concreto es una de las páginas de la Biblia Gutenberg, tradicionalmente considerado el primer libro impreso de la historia y del cual se hicieron solo 150 copias de las que hoy se conservan muy pocas.
En realidad no es el primer libro impreso. En 1449 Gutenberg ya había impreso el Misal de Constanza, en la imprenta de Mainz, en Alemania, pero su Biblia se considera un trabajo mucho más perfecto. Aunque, para ser honestos, el libro impreso más antiguo que se conoce y conserva es el Sutra del Diamante, impreso en China en mayo del año 868.